LOS INDIOS NO HACEN RUIDO. RAY LORIGA
Grandes autores como Ray Loriga (Madrid, 1967) se han atrevido, y con mucho acierto, a adentrarse en el complicado mundo de la literatura infantil. La sencillez inquietante, irónica y pura con la que Loriga impregna sus textos para adultos, ¿quién puede olvidar “Tokyo ya no nos quiere”?, aparece también en este trabajo destinado a los más pequeños y titulado “Los indios no hacen ruido”.
El autor invita a reflexionar sobre el ruido y como repercute éste en el entorno en que vivimos. Hace pensar a los niños sobre los ruidos que nos molestan o los que nos gustan, o aquellos que nos gustaría escuchar, como el latido de nuestro propio corazón o el ruidillo que deben hacer las hormigas cuando andan. “Los indios no hacen ruido” es un texto cuidado en el que podemos encontrar al abrirlo citas como estas:
“En la playa, por la noche se oye el mar proque la luna no hace ruido.”
El protagonista de la historia explica en una ocasión:
“Hay ruidos que te gustan de pequeño y luego ya no, como el ruido de las sartenes o el ruido de la taladradora con la que hacen las carreteras. Hay ruidos que te gustan siempre, como el ruido de los aviones supersónicos, o el ruido del estadio de fútbol, que me llevó mi padre una vez antes de entrar, el ruido se salía por la calle, y parecía como si hubiera mucha gente invisible, o como si toda la gente que estaba dentro, se hubiese dejado sus voces fuera.”
“Los indios no hacen ruido, bueno a veces sí, cuando gritan y cuando cantan, pero cuando quieren, saben no hacer ningún ruido, y por la noche, cuando ya es muy tarde y no se oye nada, a veces me acuerdo de los indios, pero no me asusto, porque creo que los indios no atacan de noche.”
“Si los ruidos grandes fueran más pequeños, los ruidos pequeños serían más grandes. Si no hubiera tantos ruidos, a lo mejor se oiría a las hormigas.”
© 2009 Araceli Cobos