OSCAR WILDE, EL ORADOR
Oscar Wilde (Dublín 1854, París 1900) además de un gran escritor fue también un gran orador. Su talento le ha hecho pasar a la historia de la literatura como uno de los dramaturgos más destacados del Londres victoriano tardío, y su ingenio como orador le hizo ser, además, una celebridad dentro de los circulos burgueses de su época.
Su novela “El retrato de Dorian Gray”, o algunas de sus piezas teatrales como “El abanico de Lady Windermere”, “Un marido ideal”, o “La importancia de llamarse Ernesto”, son de sobra conocidas y sobresalientes.
Todos los que alguna vez le conocieron sostienen que el inglés era un conversador incomparable.
Ediciones Atalanta publicó un libro muy interesante titulado “El arte de conversar” donde se recogen la más completa colección de epigramas de Wilde que jamás haya sido publicada en español y veintiocho cuentos inéditos del autor.
Hoy haré referencia sólo a los epigramas, y en un comentario futuro, hablaré de los cuentos. Los epigramas que nos hacen reflexionar sobre muchos temas y que se encuentran repartidos por todas sus obras.
El libro ordena los epigramas por temas. Así vemos la opinión que Wilde tenía sobre el arte, la vida, la literatura, el amor, la religión, las apariencias, la educación…y muchos temas más. Abrir este libro merece la pena si uno quiere conocer mejor a Wilde, condensado aquí en frases tan puntillosas como éstas:
Sobre el periodismo por ejemplo:
“El periodismo justifica su propia existencia con el gran principio darwiniano de la supervivencia del más vulgar.”
Al hablar de política decía lo siguiente:
“Toda autoridad es degradante; degrada al que la ejerce y al que la sufre.”
Y sobre el amor:
“Es difícil no ser injusto con aquello que se ama.”
Sobre la religión:
“Morir por las creencias teológicas es el peor uso que un hombre puede darle a su vida.”
Para él la vida se resumía así:
“Vivir es la cosa más rara del mundo. La mayoría de la gente sólo existe.”
Su opinión sobre los artistas era la siguiente:
“El verdadero artista es un hombre que cree absolutamente en sí mismo porque es absolutamente él mismo.”
Y sobre la literatura:
“Cualquiera puede escribir una novela de tres volúmenes; sólo hace falta una absoluta ignorancia de la vida.”
Algunas más sobre el pensamiento y la moral:
“Nada refina como el intelecto.”
“Una idea que no es peligrosa no es digna de ser llamada idea.”
“Nunca he conocida a nadie dominado por el sentido de la moral que no sea despiadado, cruel, vengativo y palmariamente tonto, ni que posea el más mínimo sentido de la humanidad. Las personas morales, como se les suele llamar, son simples bestias. Prefiero tener cincuenta vicios contra natura que una virtud contra natura.”
Y para terminar una cita sacada de su trabajo “El crítico como artista”:
“Un soñador es alguien que sólo puede encontrar su camino bajo la luz de la luna, y su castigo es que admira el amanecer antes que el resto del mundo.”
© 2009 Araceli Cobos