ROMANCE DEL DUERO. GERARDO DIEGO
con viento en vez de agua.»
Hoy un gran amigo me recordó a Gerardo Diego (Santander 1896, Madrid 1987). Hacía mucho tiempo que no repasaba sus versos. Es entrañable la poesía de Diego. Yo la siento muy cercana porque es muy de verdad. Me apeteció enormemente abrir sus libros de poemas y reencontrarme con algunos de sus versos que tanto cariño tengo porque me recuerdan a mi infancia, a mis libros de texto donde estaban sus poemas salpicados que daba gusto volver a leer una y otra vez.
Quiero compartir estas dos poesías que me emociona volver a leer por trasladarme, directamente, a esas clases perfectas de literatura del colegio, donde mirábamos la vida a través de los enormes ventanales, donde éramos felices como niños que éramos, donde no existían los problemas, donde había mucha amistad y comenzaban a surgir los amores, donde, alguna tarde, se escucharon estos versos de boca de alguna maestra que al recitarlos nos daba clases de libertad sin nosotros aún saberlo.
«Romance del Duero»
Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja;
nadie se detiene a oir
tu eterna estrofa de agua.
Indiferente o cobarde,
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.
(…)
Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.
Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.
Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada,
sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.
«Las tres hermanas»
Estabais las tres hermanas,
las tres de todos los cuentos,
las tres en el mirador
tejiendo encajes y sueños.
Y yo pasé por la calle
y miré… Mis pasos secos
resonaron olvidados
en el vesperal silencio.
La mayor miró curiosa,
y la mediana riendo
me miró y te dijo algo…
Tu bordabas en silencio,
como si no te importase,
como si te diese miedo.
Y después te levantaste
y me dijiste un secreto
en una larga mirada,
larga, larga… (…)
La Generación del 27, a la que Diego perteneció, nos ha dejado tanta belleza..
Gerardo Diego estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Deusto. Fue profesor en distintas ciudades de Lengua y Literatura.