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13Ene/24

LA CANCIÓN DE LOS VIVOS Y LOS MUERTOS. JESMYN WARD (PARTE 1)

» A veces el mundo no te da lo que necesitas por más empeño que pongas en buscarlo. A veces se lo queda para él.»

Jojo, de trece años, con su Pa y su Ma. También con su madre Leonie y su querida hermana pequeña Michaela. Con su padre Michael, con su abuelo paterno Big Joseph, el abuelo blanco, el hombre que, según Jojo, nunca ha pronunciado su nombre, con la jefa de su madre y con algunos fantasmas del pasado.

Jojo y Kayla, así es como llaman a su hermana, viven con sus abuelos negros en una granja en la costa del Golfo de Misisipi. Afortunadamente, Jojo tiene a Pa y Kayla le tiene a él porque Leonie, la madre de los niños, es una mujer despreocupada de su familia, fría y atormentada. Sólo le importa Michael y «esnifa pastillas machacadas». Todo es duro en la granja pero Jojo y Pa traen la ternura al ambiente árido y sórdido que ponen los demás a través de los comportamientos cotidianos, los gestos esporádicos, las historias del pasado y la comunión con la naturaleza. Jojo quiere ser como Pa porque de Pa, y seguramente porque la figura del padre es una imagen casi siempre ausente, le gusta todo lo que hace. «(…) la postura que ponía cuando hablaba; la forma en que se peinaba el pelo hacia atrás y se lo engominaba (…) ,me gustaba cuando me dejaba sentarme en su regazo y conducir el tractor por la parte de atrás de la casa; me gustaba como comía, de forma uniforme, rápida, ordenada; me gustaba las historias que me contaba antes de dormir. Cuando yo tenía nueve años, Pa era bueno en todo.» El amor que este nieto siento por su abuelo es abrumador y maravilloso. «Me acerqué a Pa y le di un abrazo. No recuerdo cuándo fue la última vez que lo abracé, pero parecía importante hacerlo ahora, rodearlo con mis brazos y unir mi pecho al suyo, darle una o dos palmaditas en la espalda y soltarlo. «Es Pa», pensé. «Mi Pa»

Leonie sólo tiene ojos para Michael, el padre de sus hijos. Se tiñe el pelo del color que le gusta a él y cuando Jojo está celebrando su fiesta de cumpleaños, le dice felicidades muy rápidamente y sin mirarle ni tan siquiera a la cara porque ha sonado el teléfono. Esa llamada llena de felicidad a Leonie. Michael saldrá de la cárcel en breve y la madre ausente está decidida a ir a buscarle con sus hijos. Un viaje agrio y melancólico que tendrán que sufrir los hijos. Leonie y Michel se maltratan el uno al otro pero se siguen, se entienden y viven al margen de todos los demás.

Como Ma tiene cáncer y la quimio «la ha dejado seca, la ha vaciado igual que el sol y el aire al roble negro», no le ha podido hacer a Jojo su tarta preferida, la red velvet. Leonie, que nunca está atenta a nada, que no sabe de detalles ni de gestos de cariño ha comprado un pastel «para celebrar el nacimiento de un bebé.» Aún así, Jojo está feliz hasta que la llamada de su padre se interpone. «Me inclino para soplar las velas, pero suena el teléfono y Leonie salta, y la tarta con ella. (…) Y entonces no hay tarta porque Leonie se la ha llevado con ella a la cocina y la ha puesto en la encimera, junto al teléfono. Las llamas se están comiendo la cera. Kayla grita y echa la cabeza hacia atrás. Sigo a Leonie hasta la cocina, hasta mi tarta, y Kayla sonríe. Está buscando el fuego de las velas.»

Leonie trabaja en un bar de country, el Cold Drink, un local perdido en la mitad del bosque. Minty, la dueña, comparte la coca que consume con ella. Sumida en esta espiral de autodestrucción, egoísmo y dependencia a Michael se siente, por momentos, culpable. «La cara de Jojo se me quedó clavada porque sabía que él, en secreto, esperaba que yo le iba a hacer un regalo sorpresa, algo más que esa tarta que compré para salir del paso, algo que no se acabara en tres días: una pelota de baloncesto, un libro, unas Nike de suela gruesa para añadir a su único par de zapatos.» Pero todo esto pronto lo retira de su cabeza. «Me incliné sobre la mesa. Esnifé. Un tirito limpio y abrasador hasta los huesos, y luego lo olvidé todo. Las zapatillas que no compré, la tarta derretida, la llamada de teléfono. (…) A tomar por culo todo.» A Leonie también le atormenta el recuerdo de Given, su hermano muerto hace quince años. Siempre vuelve cada vez que se droga. «Me está observando, como siempre.» Given, «el hijo que llegó muy tarde y se fue muy pronto».

Por todo esto Leonie necesita a Michael, por sus inseguridades, por sus tristezas, por su adicción. Asegura que él vio la «herida andante» que ella era y fue a ser su «bálsamo». Siempre está dispuesta a estar a su lado. Se quedó embarazada muy pronto de él, al poco de empezar a salir como novios. Tenía diecisiete años. «Desde entonces Jojo y Michaela siempre han estado ahí, aumentando la distancia entre nosotros.» Está dispuesta a hacer cualquier cosa absurda con la única intención de agradarle. «Me senté en la mesa de la cocina a pintarme las uñas de rosa pastel, el color del algodón de azúcar, porque pensaba que le iba bien a mi mano. Esperaba que el color hiciera que Michael se metiera mis dedos en su boca y dijera: » Qué rico está este caramelito.»

Leonie emprende el viaje con sus hijos y con Minty. Pronto sabremos el porqué de esta compañía. En este largo camino, vemos el lado más áspero y también la herida de la mujer. Nos damos cuenta, aunque ligeramente, de que a la chica si le importan los demás, que le duele que Pa, su padre, ya no la llame chicuela. «Ahora sólo me llama poro mi nombre, y cada vez que lo dice, suena como un guantazo.» También que quisiera, de alguna manera mostrar el amor que no sabe dar. «Michaela empieza a llorar. Jojo le acaricia la espalda y ella a él la suya, y yo me quedo ahí, viendo a mis dos hijos consolándose mutuamente. Me pican las manos, necesitan hacer algo. Podría ir con ellos y tocarlos a los dos, pero no lo hago.»

La pobre niña enferma en el viaje. Jojo estará pendiente cada segundo de ella. Jojo es el hermano, el hijo, el nieto generoso. Leonie quiere aplicar los conocimientos de medicina natural que Ma le ha transmitido y recoge hojas de zarza con el propósito de ayudar a su hija. «No quiero que Leonie le dé eso. Sé que ella cree que eso es lo que necesita, pero ella no es Ma. Ni Pa. Ella nunca ha curado nada ni ha cultivado nada en su vida, y no sabe cómo hacerlo.» Estas son las duras reflexiones que hace el niño sobre su madre. «Leonie mata cosas», apunta a propósito de unos peces que le había regalado en una ocasión y deja morir ya que nunca se preocupa de comprar comida para ellos. Todo son guiños a la clase de madre que es. Ma dirá en una ocasión que el día que su hija no compartió la comida con su nieto se dio cuenta de que Leonie carecía de instinto maternal.

Leonie cree que Jojo la ve así. «Me sienta bien ser mala; como no puedo pegarle a la cría, dejo que la rabia rebote al otro. A ése para el que nunca seré suficientemente buena. Para el que nunca seré su Ma. Sólo Leonie, un nombre envuelto en las mismas sílabas de decepción que he oído en la boca de mi madre, de mi padre, incluso de Given, durante toda mi puta vida.»

La ternura de Jojo hacia su hermana es conmovedora. Michael la pega y él la resguarda y la aleja del dolor. Su madre se desentiende de ella y él la protege, la limpia, la acaricia, la alimenta… » Todo está tranquilo dentro de casa, y por un estúpido segundo me pregunto por qué Leonie y Michael no están discutiendo por la paliza que le ha dado a Kayla. Y entonces caigo en la cuenta. Les da igual.»

En ningún momento del libro, el hijo deja de llamar a sus padres por su nombre. Sin embargo, el cariño hacia sus abuelos y hacia su hermana es absoluto.

Esta brillante novela titulada La canción de los vivos y de los muertos, de Jesmyn Ward (DeLisle, Misisipi, 1977), que les invito a abrir, fue considerada uno de las mejores obras literarias del año en 2017 y ganó el National Book Award, el premio literario más importante de los Estados Unidos. Está editada en Editorial Sexto Piso  Es un libro perfecto de principio a fin. Con una estructura magnífica, un argumento estupendo, una brillante maestría narrativa y unos personajes conmovedores y perfectamente definidos, tanto los vivos como los fantasmas está considerada como una novela de carretera, de aprendizaje, una pequeña epopeya familiar y como «un retrato del conflicto racial que aún hoy lastra las vidas de la gente corriente.» s todo eso y muchísimo más. En el siguiente post les dejaré algunas de las comparaciones más atractivas y bellas que, a mi parecer, tiene la novela.