BILBAO- NEW YORK-BILBAO. KIRMEN URIBE

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Una historia fantástica:

“La tía Margarita, la hermana de mi madre, nos contaba de pequeños que a mi padre se le perdió el anillo de boda en el mar y que ella lo había encontrado en la tripa de una merluza, en la pila de la cocina, mientras limpiaba el pescado. Aquella casualidad resultaba completamente inadmisible. Que mi padre perdiera el anillo en el mar, que se lo comiera una merluza y que luego la embarcación de mi padre pescara esa misma merluza. Y que entre los cientos de merluzas pescadas, mi padre eligiera para llevar a casa precisamente aquella que se había tragado su anillo de boda. No sé qué probabilidades puede haber de que ocurra algo así, pero estoy seguro de que son infinitesimales. Lo peor es que la tía todavía sigue atestiguando que lo del anillo es cierto, que ocurrió de verdad.”

Una historia de tolerancia:

“En los largos días en los que Liborio guardó cama, le solía visitar mi abuela Amparo, su consuegra. Aunque Amparo era nacionalista confesa, se sentaba junto al lecho de Liborio y le leía la prensa franquista. Era una lectura lenta, como la de una niña, marcando bien las sílabas. De vez en cuando, Amparo se detenía en su lectura y le recriminaba a Liborio con una sonrisa, “pero te das cuenta de la sarta de mentiras que cuentan tus amigos. Es la última vez que te leo estas cosas”. Liborio le sonreía con la mirada. Sabía que Amparo bromeaba. A la tarde siguiente le leería el periódico de nuevo.

Una historia de comprensión:

“Siempre elige el Chelsea. Dice que es el que más le gusta, que él es del Chelsea. A mí eso me da pena. Que no sea seguidor de un equipo vasco. “Yo a tu edad era del Athletic”, le suelo decir, haciéndole chantaje emocional. “Pero si el Athletic siempre pierde”, se queja él, “yo prefiero ser del Chelsea y ganar la Champions League”. Salgo cabizbajo de su habitación.
Hace poco entré en el cuarto de Unai y lo encontré jugando con la play. “Tengo una buena noticia para ti”, me anunció con una sonrisa. “Estoy jugando con el Athletic y estamos a punto de ganar la Champions League.” Yo no cabía en mí de alegría. Al final el chaval ha elegido el camino correcto, pensé con orgullo. Pero de repente me di cuenta de que un jugador del Athletic era negro. “Oye, ¿quién es ése?, le pregunté, “no lo conozco”. “Ése es Drogba, delantero del Chelsea. Lo he fichado para el Athletic”, me contestó tan campante. “Y también a Torres y a Messi. Ahora el Athletic el el mejor equipo del mundo.”
Está claro, no tengo nada que hacer con este chaval.

Una historia de amor:

“En otoño del 2005 escribí una columna titulada “San Jerónimo”. En ella contaba, cómo, adolescente, fui con mis padres a la romería del barrio del mismo nombre. La fiesta se celebra el 30 de septiembre y todos los años llueve. Por eso los del pueblo le llaman “San Jerónimo, el santo meón”. El caso es que, en aquella ocasión, acudí con mis padres porque en la plaza del barrio tocaba Kaxiano, el acordeonista ciego. En la entrada una mujer me ofreció una carta, como al resto de los chavales. La mujer tenía dos barajas y a los chicos nos repartía de una y a la chicas de la otra. Cada uno debía bailar con quien tuviera su misma carta. ¡Que agobio! Sin poder
soportar la vergüenza, tiré la dichosa carta en un rincón y al final no bailé con nadie.
Siempre me preguntaba quién sería aquella cahica a la que dejé plantada con mi misma carta. Si habría encontrado el verdadero amor o, si desde entonces, aún estaba esperando a que apareciera su pareja de baile.
Eso era lo que contaba en la columna.
El artículo se publicó en otoño de 2005. Una noche de aquel invierno Nerea se acercó y me dijo. “yo era la chica que en San Jerónimo tenía tu misma carta”.
Desde entonces no nos hemos separado.”

Estas preciosas historias y muchas más están recogidas en el magnífico libro del escritor vasco Kirmen Uribe (Ondarroa, 1970) titulado “Bilbao- New York- Bilbao”. Un libro que hay que leer porque es sorprendente. Es fascinante su trama, son tiernos sus relatos y nobles sus intenciones. Es un libro que llega al corazón sin tonterías, que llega de verdad.
El abuelo Liborio Uribe sabe que va a morir y quiere ver, por última vez un cuadro de Aurelio Arteta. A partir de este momento, con el visionado de este cuadro, Uribe entreteje con maestría e inteligencia una historia que va más alla del País Vasco y a la vez está muy cercana a todos los que son de allí. A los que nacimos y nos hemos criado en el País Vasco nos encandila y nos trae muchos recuerdos, a los que no lo son les envolverá su encanto. No se pierdan el viaje por Bilbao y Nueva York. No se lo pierdan.
Publicado por Seix Barral Biblioteca Breve en su contraportada dice así:

“Bilbao- New York- Bilbao transcurre durante un vuelo entre el aeropuerto de Bilbao y el JFK de Nueva York, y desgrana la historia de tres generaciones de una misma familia. A través de cartas, diarios, e-mails, poemas y diccionarios, crea un mosaico de recuerdos y narraciones que conforman un homenaje a un mundo prácticamente extinguido, a la vez que un canto a la continuidad de la vida”

El libro está lleno de sensaciones, de olores, de amor, de recuerdos y de llamadas de atención. Por ejemplo el amor por el euskera que siente Uribe.

“Ella ya conocía el euskera de antes y había ojeado con curiosidad algunos textos en internet. Más de una vez había intentado deducir el significado de aquellas extrañas palabras. Ni por asomo. Pero una cosa le llamaba la atención: la cantidad de x que aparecían en el texto.
“Vuestra lengua parece el mapa del tesoro”, me descubrió. “Si desenfocas el resto de las letras y percibes sólo las x parece como si te guiaran por la ruta del tesoro.”
Me pareció que aquello era lo más bonito que se podía decir de un idioma que no conoces, que se asemejaba a un mapa del tesoro.”

“Lo más importante son las historias, sean verdad o mentira, o las dos cosas”. Esto dice Uribe en su libro. Creo que tiene mucha razón. Aquí hace una defensa a la tradición oral. Algo que se está perdiendo porque cada vez nos cuesta más escuchar. Siempre he pensado que lo que otros cuentan es un verdadero tesoro. Hay que aprender a escuchar a los demás.

La novela fue ganadora del Premio Nacional de Narrativa 2009 y del Premio Nacional de la Crítica 2008 en lengua vasca.

Finalizo aquí con una historia de ternura que recoge el libro:

“Recuerdo que de pequeños nosotros también teníamos una copia del Guernica colgada en la sala. Entonces en todas las casas del País Vasco había algún Guernica. Mis padres lo barnizaron y parecía que el cuadro era de verdad. Me acuerdo que yo pensaba que el verdadero Guernica estaba en nuestra casa y los que veía en las casas de mis amigos no eran más que copias del nuestro.
Mantuve más de una discusión en la escuela a propósito de este tema. Al final tuve que admitir que el de nuestra casa era igual que los otros, lo único que barnizado.
Pero es cierto, también, que a veces basta un poco de barniz para que las cosas parezcan verdaderas; un pequeño detalle, para convertir las cosas en otras.
Eso mismo hizo Picasso.”

© 2011 Araceli Cobos

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