TRUCOS PARA LLEGAR A SER UN ESCRITOR. TALLER DE ESCRITORES. CARMEN POSADAS

«A escribir se empieza escribiendo»

Muchas dudas asaltan al escritor novel cuando se enfrenta a la dura experiencia de poner sobre escrito esas ideas que ha generado su imaginación, su observación…, esa historia que cree ya casi terminada en su cabeza. ¿Cómo empezar?, ¿necesito un final cerrado?, ¿seré capaz de crear un personaje inmortal? Hasta los más grandes escritores se han cuestionado todas estas preguntas alguna vez.

Ayer, y gracias a la fabulosa escritora Carmen Posadas (Uruguay, 1953), pudimos disfrutar de más de una hora de buenos consejos y trucos para llevar a cabo esa empresa, la literaria, que no es tarea fácil pero si muy satisfactoria. Como si de un generoso cocinero se tratara, Posadas fue regalando un truco por allá y otro por acá gracias al taller online de escritores que impartió ayer y que esperemos, repita en breve. Como quizás muchos de vosotros no pudisteis disfrutar de esta charla, he creído oportuno compartir todos esos consejos que ayer apunté en mi libreta. Quizás a alguien les sirva o a partir de ellos comience una gran novela.

Comenzó Carmen diciendo que aunque parezca una frase sin mucho fundamento, está totalmente convencida de que a escribir «se empieza escribiendo». «Aunque nos salga una bobada, continúa. La historia ya está en tu cabeza, sólo hay que conectar la idea con el papel y esto va a ocurrir». La escritora puso como ejemplo a Miguel Ángel haciendo así una bonita comparativa. Este decía que su obra, su escultura, salía de la historia dormida que ya estaba en el bloque de mármol antes de que él se pusiera a trabajar la piedra.

Explicó que lo primero que suele escribir un escritor novel es algo autobiográfico. «Lo mejor en estos casos es escribirlo, desecharlo, quitarlo de en medio, ya que es una especie de fantasma, y a partir de ahí comenzar a escribir nuevas historias. De ese primer intento pueden salir buenas y nuevas ideas. El truco será plasmar esas nuevas ideas en tercera persona, cambiar el narrador.», apuntó.

¿Qué cualidades tiene que tener un escritor?. Esta fue una de las preguntas que le plantearon algunos de sus seguidores. Según la novelista sólo dos: la curiosidad y el gusto por la lectura. «Un escritor se hace preguntas todo el tiempo, la curiosidad es fundamental y, por supuesto, la lectura. Se aprende de todos los escritores, de los más grandes como Joyce hasta de aquellas novelas del oeste que se compraban en los quioscos a cinco pesetas, como las de Marcial Lafuente Estefanía.» Quiso incidir en esta idea, más adelante, con otro ejemplo. «Si alguien quiere escribir una novela romántica hará muy bien en leer a escritoras tan reconocidas como Jane Austen, pero aconsejo que nunca deseche, por ejemplo, la obra de Corín Tellado, porque de todos los escritores se aprende algo, de todos».

Continuando con esta idea, Posadas dijo que en su trabajo como novelista había muchos escritores que la habían ayudado en su oficio. Destacó a Charles Dickens y a Benito Pérez Galdós. «Ellos tienen una carga psicológica muy importante, le debo mucho a los dos. Han creado obras que interesan tanto a un público intelectual como a un público popular, llegan a ambos y esto me parece muy importante.»

«Los escritores somos traperos de las ideas. Las cogemos al vuelo y cualquiera sirve.», comentó divertida. «La inspiración, además, puede venir de la forma más variopinta, en forma de imagen, de sueño, de obsesión…», destacó. Y puntualizó que, por supuesto, escribir, tiene un tanto por ciento de talento pero también «un muy alto tanto por ciento de oficio.»

Quiso señalar que una buena manera de comenzar a escribir es intentando crear un cuento. «Un cuento es una prueba muy dura para un escritor, es el mejor banco de pruebas para cualquiera que se quiera iniciar en la literatura. En poco espacio tienes que ser capaz de elaborar una historia redonda.», concretó. «Si alguien puede elaborar un buen cuento es seguro que ya está preparado para comenzar a escribir una novela.», aseguró.

Además dividió a los escritores en dos grupos: los que ella englobaría en el grupo de los escritores cojos, y los que Posadas llama los escritores ciegos, grupo, en el que por cierto, ella se incluyó. «El escritor cojo es el que necesita muletas. Antes de ponerse a escribir estructura todo, define con precisión a los personajes, elabora los posibles capítulos. De esta manera, la novela sale sola», precisó. Sin embargo, el escritor ciego no tiene ni «la más remota idea» de lo que en su obra ocurrirá. «Comenzamos a escribir y lo que mandan son las intuiciones, y éstas van tirando de otras cosas, así como quizás un sólo personaje va creando otros y la trama que necesita para desarrollarse.» De esta manera confesó escribir ella y, desde luego, funciona porque una novela de Carmen jamás te decepciona.

Pero, recalcó que, seas el tipo de escritor que seas, es aconsejable dejar la novela «reposar unos cuantos días». «Cuando ese «ojo ajeno» la vuelve a leer es el momento de darse cuenta de lo que chirría, de las ideas que quizás no eran tan fenomenales como creíamos», señaló. «Una cosa está clara, si a nosotros como escritores nuestro texto nos chirría, al lector le va a ocurrir lo mismo, así es que no podemos continuar por ese camino. Aconsejo, además, leer el texto en voz alta para darnos cuenta de esto», afirmó.

Una de las típicas preguntas que se hace un escritor ciego, pero por supuesto, hasta el más estructurado también, es la siguiente: ¿Qué pasaría si…?. «Es una pregunta estupenda para comenzar a elaborar una novela. Y, además, si hacemos esta pregunta a muchas novelas, incluso las más universales como el Quijote, ella misma se responde con la obra en sí. ¿Qué pasaría si un hidalgo pierde totalmente la cabeza por leer novelas de caballerías? La respuesta es la novela universal que dejó escrita Cervantes.», argumentó.

Esta pregunta se la hizo ella misma, por ejemplo, cuando se le ocurrió la idea de escribir una novela para, de alguna manera, rendir homenaje a una de sus escritoras favoritas, Agatha Christie. Cuenta la uruguaya que pensó en una trama que no estuviera en ninguna de las obras de la británica y de esta manera, cuando tuvo la idea, se hizo la cuestión de la que hablaba: ¿Qué pasaría si una señora invita a sus enemigos para que la maten? El libro que surgió de esta cuestión es la ya conocida novela de Posadas Invitación a un asesinato, que nada tiene que envidiar a las de Christie, cumpliendo así con creces el objetivo del que partía.

Sobre los principios y los finales de una obra, Carmen fue muy directa. «Los finales abiertos me gustan, pero sinceramente, en la literatura también hay modas, y ahora mismo los finales abiertos no están de moda. El público está un poco adolescente y reclama finales bien definidos, finales felices. Una novela, si quiere llegar a ser una obra comercial, debe seguir esta pauta ahora mismo. No quiere decir que a mí me guste, pero es así.» De todas maneras, quiso señalar que los finales se tienen que trabajar mucho. «El lector no debe sentir que se le ha tomado el pelo. Hay que poner un lazo a la historia.»

Para fundamentar que características debería tener el principio de una buena novela, lo tuvo claro. Explicó lo que decía Hemingway. » La primera linea de un cuento tiene que ser como un puñetazo en el estómago». «Una muerte en la primera línea, por ejemplo, hará que el lector se sienta atraído por el relato», precisó.

Otra preocupación que se planteó fue la de saber de que manera  «salir» de una escena que exige mucha intensidad sin frustrar al lector. Para resolver este problema Posadas acudió a Shakespeare. «Cuando escribía una escena intensa como, por ejemplo, el famoso monólogo de Hamlet, el conocido ser o no ser, para que el lector «respirase» echaba mano del truco conocido como el «alivio cómico». Al final de esa escena, en concreto, de repente el tono cambia, y entran dos personajes nuevos al relato, dos borrachos. El lector agradece esto enormemente, porque de nuevo puede relajarse en la lectura.»

¿Qué hacer cuando el escritor no encuentra el titulo adecuado para su obra? Aquí Carmen, una vez más, lo tuvo claro y restó importancia a este problema. «A lo largo de la escritura surgirá una frase o una imagen que te dará el título de la novela.»

¿Cómo resuelvo dos tramas que suceden en dos tiempos distintos? Para esta pregunta la escritora dio el truco de Mario Vargas Llosa. «Se pueden reservar los capítulos pares para hablar del presente, y los impares para hablar del pasado, por ejemplo. Esto facilita enormemente la lectura y el público lo agradece.»

¿Cómo me las arreglo para hacer hablar a un personaje que es de otro país? Ante todo la novelista dejó claro que el uso de infinitivos «cansa enormemente al lector», así que es mejor desecharlo. «Por supuesto que no sé cómo abordaría todos los acentos o idiomas pero se me ocurren dos trucos que pueden servir, si por ejemplo el personaje es árabe, pongo en su boca palabras de origen árabe que están en nuestro vocabulario del español y que todo el mundo entendemos o manejamos, como por ejemplo pudiera ser aljibe.», explicó. «También podemos copiarle el truco a Ágatha Christie. Su popular personaje Hércules Poirot es francés, algo que a todos nos queda claro cuando leemos sus historias, ya que cuando este personaje habla la escritora pone en su boca dos o tres expresiones en francés, bon jour, mademoiselle, …que nos hacen inmediatamente situarle en su lugar de origen.», concretó.

¿Cómo afrontar un libro de viajes o una biografía familiar? Siguiendo el sabio consejo de que hay que leer mucho para ser un gran escritor, la uruguaya aconsejó dos libros en estos casos. Para aprender de un buen libro de viajes ella citó  De París a Cádiz: Impresiones de viaje, de Alejandro Dumas, pero además quiso añadir sus propios trucos. «Creo que es importante no recrearse mucho en el paisaje aunque la tentación sea grande, hablar de los olores, de los sabores, es decir, de lo que se ve pero también de lo que no se ve. Si por ejemplo llegamos a un pueblo, donde todas las puertas de las casas están cerradas a cal y canto, quizás esto transporte al lector a un ambiente misterioso que le atrape.». También puntualizó que, en su opinión, ya que normalmente se hace así, el libro de viajes debería ir escrito en primera persona.

Respecto a la biografía familiar, dejó claro que ella leería, antes de ponerse en esta tarea, la obra Ellos de la escritora Francine du Plessix Gray ya que aquí hay muchos trucos para conseguir que la nuestra llegue a ser una gran obra. «La novela está llena de vidas apasionantes. Se habla de los padres de la autora, rusos emigrados a Francia y después a Estados Unidos, contada de una forma magistral. Además aparecen personajes de lo más variopinto desde Dalí a Truman Capote.»

Habló Posadas de muchas cuestiones más, como la importancia de la oralidad. «Es una forma de conectar con el lector muy fuerte, muy ancestral. Se crea una complicidad muy grande. El que tenga este talento, debe seguir su obra por este sendero. El narrador oral se involucra en la historia, consigue ese aire de tono confesional que tanto le une con el lector.» También de lo que a todos los escritores les gustaría, desearían. «Crear un personaje inmortal.» Confesó preferir leer una obra antes de ver la novela plasmada en la gran pantalla. «Leer es un acto creativo y el cine te lo da todo hecho, la música, el ambiente, tienes ya a los personajes definidos,…»

Si queréis conocer muchos trucos más, y todo lo relacionado con el oficio de escritor y como lanzarse a escribir una novela, Carmen Posadas junto con Gervasio Posadas, hermano de la novelista y magnífico escritor, dirigen unos talleres online que conforman la Escuela de Escritura Creativa yoquieroescribir.com. (enlace). Ahora, con los tiempos que nos tocan vivir, puede ser esta una forma de adentrarse en este mundo tan satisfactorio aprendiendo de dos estupendos novelistas y de todo su bagaje tanto profesional como personal.

 

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