GÓMEZ ARCOS NOS LO ADVIRTIÓ: LOS GATOS TIENEN HAMBRE

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Agustín Gómez Arcos (Enix, Almería 1933, París 1998), o Agustín Gomez-Arcos, el nombre que adoptó durante su exilio francés, fue un escritor andaluz que pasó la mayor parte de su vida en Francia, donde encontró el reconocimiento a su obra que en un país de posguerra como España era en aquel momento le había negado.
Nace Gómez Arcos en una familia numerosa republicana. Sólo tiene tres años cuando estalla la guerra civil. Su familia pasa muchas penalidades sufriendo en la posguerra las consecuencias de la represión franquista. El escritor busca en la literatura la tranquilidad para abandonar por momentos la realidad cotidiana.
Ya como escritor reconocido tuvo que sufrir la censura. Muchas de sus obras no se pudieron representar. Por ejemplo, “Los gatos”, fue estrenada en 1965 en versión censurada.
Todos estos problemas con el régimen le hacen abandonar el país. Su primer destino Londres, su segundo destino París. En el Barrio Latino da rienda suelta a su talento. El escritor publica sus novelas en francés. Llega a ser finalista del premio Goncourt en dos ocasiones, en 1978 con “Scene de chasse”, y en 1984 con “Un pájaro quemado vivo”.
El gran desconocido para el público español recibió la condecoración de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras francesas en 1985.
Aquí quiero rendir el pequeño homenaje al gran olvidado al gran escritor Agustín Gómez Arcos. Para hacerlo invito a abrir su obra teatral “Los gatos”. Pieza escalofriante y real que dice mucho de cómo ella aquella España de la que el huyó siempre.
“Los gatos” presenta a dos hermanas solteras Ángela y Pura obsesionadas con la religión y las costumbres. Ángela cuida de los gatos y Pura reza y reza sin parar. Para romper un poco la monotonía de sus vidas llega Inés una sobrina hija de un hermano casado con una francesa. Inés es huérfana y ellas se harán cargo de su educación. Lo que no saben estas dos hermanas, sus queridas tías, es que Inés tiene su propia educación basada en otros fundamentos muy distintos al de las dos beatas. Lo que tampoco sabe Inés es hasta que punto la oscuridad que persigue a sus tías la perseguirá a ella, hasta que punto los gatos maullan cuando tienen mucha, meucha hambre.
En este ambiente religioso donde el sexo está tan ausente como presente se ve atrapada Inés. Inés, la joven, la enamorada, la futura madre frente a unas tías reprimidas y locas.

“ Angela.- No pasa nada. La están mirando, pero no se atreven a acercarse. No deben de saber que es comida. Pobre Inés. Yo pensé que todo terminaría de otra manera…deprisa. Pero habremos de estar con ella ahí todo el tiempo. Pura, ¿qué podemos hacer? (…)”

© 2009 Araceli Cobos

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