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05Ene/24

LA INFANCIA DE JESÚS. JOSEPH RATZINGER

 

«Difícilmente habrá otro relato bíblico que haya estimulado tanto la fantasía, pero también la investigación y la reflexión, como la historia de los «Magos» venidos de «Oriente», una narración que el evangelista Mateo pone inmediatamente después de haber hablado del nacimiento de Jesús: «Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos (astrólogos) de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo» (2,1s).

Así comienza el cuarto capítulo de un libro muy interesante, que les recomiendo abran y lean, escrito por Joseph Ratzinger (Marktl am Inn, Baviera, Alemania, 1927, Ciudad del Vaticano, 2022 ), antiguo arzobispo de Múnich y Freising en 1977 y papa de la Iglesia católica elegido en abril de 2005, con el nombre de Benedicto XVI hasta su renuncia en febrero de 2013. La obra, titulada La infancia de Jesús, editada por Planeta, recoge una interpretación «en diálogo con los exegetas del pasado y del presente, lo que Mateo y Lucas narran al comienzo de sus evangelios sobre la infancia de Jesús.», según expresa el propio escritor. «(…) soy bien consciente de que este coloquio entre el pasado, el presente y el futuro nunca podrá darse por concluido, y que cualquier interpretación se queda corta respecto a la grandeza del texto bíblico. Espero que, a pesar de sus límites, este pequeño libro pueda ayudar a muchas personas en su camino hacia Jesús y con él.»

En este capítulo cuarto titulado Los Magos de Oriente y la huida a Egipto, se lanza la pregunta que todos nos hemos hecho en tantas ocasiones, quiénes eran esos Magos, que fueron a adorar al niño y a entregarle sus presentes. «El término «magos» (mágoi) tiene una considerable gama de significados en las diversas fuentes, que se extiende desde una acepción muy positiva hasta un significado muy negativo.», escribe el alemán.

«La primera de las cuatro acepciones principales designa como «magos» a los pertenecientes a la casta sacerdotal persa. En la cultura helenista eran considerados como «representantes de una religión auténtica»; pero se sostenía al mismo tiempo que sus ideas religiosas estaban «fuertemente influenciadas por el pensamiento filosófico», hasta el punto de que se presenta con frecuencia a los filósofos griegos como adeptos suyos  (cf.Delling, Theologisches Wörterbuch zum Neuen Testament, IV, p. 360). Quizá haya en esta opinión un cierto núcleo de verdad no bien definido; después de todo, también Aristóteles había hablado del trabajo filosófico de los magos (cf.ibid.).», explica Ratzinger.

El bávaro continúa afirmando que aunque no pertenecían exactamente a la clase sacerdotal persa, tenían sin embargo un conocimiento religioso y filosófico que se había desarrollado y aún persistía en aquellos ambientes. Teniendo en cuenta la cuestión de la estrella apunta lo siguiente: «Tal vez fueran astrónomos, pero no a todos los que eran capaces de calcular la conjunción de los planetas, y la veían, les vino la idea de un rey en Judá, que tenía importancia también para ellos.» «Varios factores podían haber concurrido a que se pudiera percibir en el lenguaje de la estrella un mensaje de esperanza. Pero todo ello era capaz de poner en camino sólo a quien era hombre de una cierta inquietud interior, un hombre de esperanza, en busca de la verdadera estrella de la salvación. Los hombres de los que habla Mateo no eran únicamente astrónomos. Eran «sabios»; representaban el dinamismo inherente a las religiones de ir más allá de sí mismas; un dinamismo que es búsqueda de la verdad, la búsqueda del verdadero Dios, y por tanto filosofía en el sentido originario de la palabra. La sabiduría sanea así también el mensaje de la «ciencia»: la racionalidad de este mensaje no se contentaba con el mero saber, sino que trataba de comprender la totalidad, llevando así la razón hasta sus más elevadas posibilidades.», explica el autor.

El escritor cree que se puede decir con razón que los magos de Oriente representan pues «el camino de la religiosidad hacia Cristo, así como la autosuperación de la ciencia con vistas a él. Están en cierto modo siguiendo a Abraham, que se pone en marcha ante la llamada de Dios.» Además concluye asegurando que de una manera diferente están «siguiendo a Sócrates y a su preguntarse sobre la verdad más grande, más allá de la religión oficial. En este sentido, estos hombres son predecesores, precursores, de los buscadores de la verdad, propios de todos los tiempos.»

Narra el autor que así como la tradición de la Iglesia ha leído con toda naturalidad el relato de la Navidad sobre el trasfondo de Isaías 1,3, «y de este modo llegaron al pesebre el buey y el asno, así también ha leído la historia de los Magos a la luz del Salmo 72, 10 e Isaías 60. Y. de esta manera, los hombres sabios de Oriente se han convertido en reyes, y con ellos han entrado en la gruta de los camellos y los dromedarios.»

«La promesa contenida en estos textos extiende la proveniencia de estos hombres hasta el extremo Occidente (Tarsis-Tartesos en España), pero la tradición ha desarrollado ulteriormente este anuncio de la universalidad de los reinos de aquellos soberanos, interpretándolos como reyes de los tres continentes entonces conocidos: África, Asia y Europa. El rey de color aparece siempre: en el reino de Jesucristo no hay distinción por la raza o el origen. En él y por él, la humanidad está unida sin perder la riqueza de la variedad.»

También, según se recoge en el libro, se ha relacionado a los tres reyes con las tres edades de la vida del hombre: la juventud, la edad madura y la vejez. «También ésta es una idea razonable, que hace ver cómo las diferentes formas de la vida humana encuentran su respectivo significado y su unidad interior en la comunión con Jesús.», apunta.

«Queda la idea decisiva: los sabios de Oriente son un inicio, representan a la humanidad cuando emprende el camino hacia Cristo, inaugurando una procesión que recorre toda la historia. No representan únicamente a las personas que han encontrado ya la vía que conduce hasta Cristo. Representan el anhelo interior del espíritu humano, la marcha de las religiones y de la razón humana al encuentro de Cristo.»

Con estos interesantes apuntes y reflexiones concluyo, esperando haber dejado la semilla del interés por la lectura de este estupendo libro. Cargado de una nutrida bibliografía nos habla de temas tan interesantes, además del aquí tratado, como el origen de Jesús en cuanto interrogante sobre su ser y misión, el mito o la verdad histórica que existe sobre el nacimiento virginal de Jesús, su presentación en el templo, por qué los Magos siguieron la estrella o la huida a Egipto y el retorno a la  tierra de Israel.