Archivos de la categoría: GABRIEL CELAYA

01Dic/10

CELAYA TENIA UN POCO DE MARINO, UN POCO DE PIRATA, UN POCO DE POETA

UN-POCO-DE-MARINO-UN-POCO-DE-PIRATA

Para todos los padres que intentamos educar de la mejor manera a nuestros hijos va dirigido el comentario de hoy. Me he topado con este precioso poema de Gabriel Celaya, titulado “Educar”, y no he podido resistirlo. Tenía que incluirlo en el blog. Tenía que volver a leerlo. Es un delicia.

“Educar es lo mismo
que poner motor a un barco…
hay que medir, pesar, equilibrar…
…y poner todo en marcha.

Para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino…
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio
de paciencia concentrada.

Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia los puertos distantes,
hacia islas lejanas.

Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera
enarbolada.”

© 2010 Araceli Cobos

03Sep/10

CELAYA Y UNAS FLORES AMARILLAS

CELAYA-Y-UNAS-FLORES-AMARILLAS

Es Gabriel Celaya, en mi opinión, un poeta poco recordado. O mejor dicho, me da la sensación de que poco leído. Celaya (Hernani, Guipúzcoa 1911, Madrid 1991) va muy unido a mi infancia. Sus poemas infantiles estaban en algunos de mis libros de aquellos años y después descubrí al Celaya adulto.
Y es curioso porque recuerdo el primer poema de Celaya que leí siendo una adolescente. Un poema que nunca he podido olvidar. Tiene encanto, es único, y creo que es una de las mejores maneras de acercarse a este genial escritor. Por el camino de “Unas flores amarillas” siempre quedará el poeta vasco en nuestro corazón.
El poema, como no podía ser de otra manera, va dedicado a su amor, Amparitxu, y fue escrito en 1981.

“Esta mañana, cuando me he levantado,
la casa estaba llena de flores amarillas,
alegres, y tan vivas, que te he dado dos besos,
miento, tres; miento, más, no sé cuántos
pues esta sorpresa que siempre me preparas,
siempre parece nueva como el amor del día.
Pero como me has dicho que hoy tendremos visitas,
te he propuesto: ¿Por qué no nos vamos de casa?
Y lo hemos hecho, claro. Y es claro que llevando
montones de flores en las manos.
Y de un banco en el parque hemos hecho otra casa
con flores amarillas, donde poder besarnos,
y seguiremos besando, felizmente salvados
de falsos compromisos, mas no de nuevas multas
porque, ni mi amor, seguimos, según dicen, pecando.”

No sé porqué, pero a veces asocio la literatura con películas. Algún verso, o algún párrafo de un libro me lleva directamente a una cinta que quizás no tenga nada que ver con las letras que leo, pero me pasa, y como me pasa tengo que confesar que este poema, cada vez que lo leo me transporta a la película “Descalzos en el parque” de Gene Saks, una comedia romántica de 1967 interpretada por Robert Redford y Jane Fonda, que como este poema tiene mucho encanto.
Gabriel Celaya fue un poeta de la generación literaria de posguerra. Es uno de los más destacados representantes de la que se denominó, “poesía comprometida”. Fue Premio Nacional de las Letras Españolas en 1986. Rafael Múgica era el nombre real del escritor que era ingeniero industrial de profesión.

© 2010 Araceli Cobos