GIL DE BIEDMA, El POETA DESNUDO
Prefirió siempre la calidad a la cantidad, por eso no son muchas las obras que dejó Jaime Gil de Biedma (Barcelona1929- 1990). Exquisito en sus trabajos pronto abandonó la poesía, después de una crisis que le hace recluirse en el nihilismo. Pero ya había hecho, como se suele decir, todo lo que tenía que hacer.
El desencanto que observa en los intelectuales de izquierdas, después de la transición a la democracia en España, le lleva a la desesperación. También luchó durante toda su vida por escapar del conformismo, que según él, impregnaba a la burguesía. Esa burguesía en la que él nació. Sus padres pertenecían a la alta burguesía castellana y se trasladaron a Barcelona para trabajar en la Compañía de Tabacos de Filipinas. Todo esto le condujo a abandonar la poesía practicamente hasta su muerte.
Gil de Biedma es uno de los autores más importantes de la Generación del 50. Su poesía busca la contemporaneidad y la racionalidad a través de un lenguaje coloquial. Siempre limpia, su obra se muestra desnuda de toda referencia innecesaria.
Su vida interior quedó completamente marcada por su condición de homosexual. Le llevó a vivir al límite toda una serie de experiencias íntimas autodestructivas.
Me gustaría invitar a abrir tres de sus poemarios. Los dos primeros “Compañeros de viaje” (1959) y “Moralidades” (1966) muestran la parte más social de su poesía. En estas piezas hay una clara crítica política, un ataque a la hipocresía burquesa, una denuncia a la opresión del pueblo por parte de la españa franquista y también un claro rencor a la discriminación femenina.
De “Compañeros de viaje” me gustaría señalar el poema “El arquitrabe”, al que el añade : Andamios para las ideas.
“Uno vive entre gentes pomposas. Hay quien habla
del arquitrabe y sus problemas
lo mismo que si fuera primo suyo
-muy cercano, además.
Pues bien, parece ser que el arquitrabe
está en peligro grave. Nadie sabe
muy bien por qué es así, pero lo dicen.
Hay quien viene diciéndolo desde hace veinte años.
Hay quien habla, también, del enemigo:
inaprensibles seres
están en todas partes, se insinúan
igual que el polvo en las habitaciones.
(…)
Uno sale a la calle
y besa a una muchacha o compra un libro,
se pasea feliz. Y le fulminan:
Pero cómo se atreve?
¡El arquitrabe…!”
De “Moralidades” señalaré dos:
“Happy ending”, poema precioso que dice así:
“Aunque la noche, conmigo,
no la duermas ya,
sólo el azar nos dirá
si es definitivo.
Que aunque el gusto nunca más
vuelve a ser el mismo,
en la vida los olvidos
no suelen durar.”
“A una dama muy joven, separada”, es un poema que habla de la mujer, de su situación. Gil de Biedma siempre se interesó por este tema.
“En un año que has estado
casada, pechos hermosos,
amargas encontraste
las flores del matrimonio.
Y una buena mañana
la dulce libertad
elegiste impaciente,
como un escolar.
Hoy vestida de corsario
en los bares se te ve
con seis amantes por banda
-Isabel, niña Isabel-,
(…)
Que la sinceridad
con que te has entregado
no la comprenden ellos,
niña Isabel. Ten cuidado.
Porque estamos en España.
Porque son uno y lo mismo
los memos de tus amantes,
el bestia de tu marido.”
De “Poemas póstumos” me quedo con un clásico de Biedma. Se titula “No volveré a ser joven”.
“Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
(…)
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.”
© 2009 Araceli Cobos