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20Mar/16

LA BIBLIA. UNA ADAPTACIÓN DE MARIE-HELENE DELVAL

Montado en un borriquillo

«Jesús volvió a Jerusalén. Cuando llegó al monte de los Olivos, dijo a sus compañeros:

-Id a la entrada del pueblo. Allí encontraréis un borriquillo. Cogedlo y traédmelo.

Los compañeros de Jesús le trajeron el borriquillo, echaron sus mantos sobre él y montaron a Jesús.

Según iban andando, la gente tiraba enramadas y extendía sus mantos en el camino.

Y todos marchaban en cortejo, gritando:

-¡Hosanna, gloria a Dios!

(…)

En 1996, la editorial Bruño editó un libro de la escritora francesa Marie- Hélene Delval (Nantes,1944) titulado: «La Biblia. Las historias más maravillosas del Antiguo y el Nuevo Testamento». Después de citado el título, sabemos muy bien con que libro nos encontramos. Sin embargo, quiero invitarles a abrirlo porque es una de las mejores adaptaciones que he encontrado, hasta ahora, del libro más famoso y más vendido del mundo, traducido a más de mil doscientas lenguas o dialectos. Es una adaptación infantil y juvenil donde, como la misma autora escribe en el prefacio, se recogen «algunos de los relatos más maravillosos de la Biblia». Y termina aclarando que las páginas escritas pretenden «llegar tanto al corazón como a la mente» y que se han escrito tanto para mayores como para pequeños. Y aquí es donde quiero incidir. En muchas ocasiones, los adultos se enfrentan a la lectura de la Biblia con un prejuicio, la dificultad que les ocasionará la lectura de la misma. Quieren leer el libro, por curiosidad, por creencia o por la razón que sea pero no es tan sencillo enfrentarse a todos esos diversos libros que conforman la Biblia. No es tarea fácil. Por eso, cada vez más, los adultos con curiosidad por la lectura de la misma, recurren a ediciones juveniles e incluso infantiles, y para todos estos va dirigido el post de hoy. Ya que esta es, como apuntaba antes, una de las mejores adaptaciones literarias que he encontrado. Y por tanto, su lectura es amena y sencilla.

Yo, que estudié diez años en un colegio de monjas, me enfrenté, muchas tardes a sus textos, por obligación, claro está. El Nuevo Testamento es sencillo pero el Antiguo Testamento puede ser más complicado. Y una lectura por capítulos, como si de una novela se tratase, es tarea que no les recomiendo. Todos conocemos algún que otro pasaje de la Biblia, pero apostaría a decir que para muchos nos sería muy complicado hacer un resumen de un libro tan complejo, y más aún destacar los relatos que nos parecieron más interesantes. Todo esto lo hace Delval en su adaptación, con ilustraciones de Ulises Wensell, de una manera excepcional.

El libro cuenta con un apartado muy interesante titulado «Cómo leer este libro con los niños», donde la propia autora explica  que se recogen los relatos bíblicos «más susceptibles de dejar huella en la memoria y la imaginación del niño, debido a las emociones, las imágenes, los símbolos y el misterio que encierran.» «Los niños guardarán en la memoria pasajes, que luego volverán a escuchar con ocasión de las fiestas de Pascua o Navidad, de la eucaristía del domingo o de alguna boda o bautizo. Las palabras que oyeron la primera vez les parecerán entonces familiares y podrán utilizarlas como referencias si desearan más adelante adentrarse con mayor profundidad en el conocimiento de la Biblia.»

La escritora francesa recalca la dificultad de la lectura de una Biblia clásica. «Es un libro difícil de leer, porque está formado por muchas y diversas partes: relatos, oraciones, profecías, proverbios, textos de moral y de leyes, aparte de que en ellos se mezclan todos los géneros literarios. (…) También por esta razón los evangelios deben leerse no como reportajes, sino como testimonios que no excluyen los relatos de tipo simbólico, como es el de la adoración de los Magos.»

Y para los lectores que quieran hacer de este libro un libro para leer a sus hijos, Delval se hace una pregunta y se la traslada a todos ustedes. «Los niños van a preguntar sin duda: ¿todo esto es verdad? Y es una buena pregunta. Porque la Biblia recoge indiscutiblemente muchos acontecimientos que no pueden ser más reales. Pero no todos los relatos que contiene son páginas de historia. Así, por ejemplo, hoy todos lo sabemos, e incluso los niños lo saben, que el universo tal como lo conocemos no se formó en siete días, y que Adán y Eva no han existido nunca. En este sentido, pues, no es «verdad».»

Y por eso, quizás, también me guste bastante esta adaptación, por su libertad. Por la libertad con la que se presenta. Porque, en mi opinión, en caso de que el niño sienta curiosidad por este libro, que en principio lo dudo, si es que los padres no se lo presentan, pero si una vez presentado sienten curiosidad, se debería, repito, desde mi opinión, llevarlo hasta el niño como un cuento más. Y dejar así la puerta abierta a la «investigación» por parte de ellos. Quizás les interese saber aún más sobre «ese cuento», quizás no. Pero nunca presentarlo como una verdad absoluta coartando así sus propias opiniones y aplastando con metáforas la verdad científica de algunos hechos que aquí se describen como realidades y que nunca hubiesen podido ser tales.

Así es que invito a los mayores a abrir este libro si ustedes quieren tener una visión conjunta y muy rápida de lo que les espera en la lectura de la Biblia. Esbozos de las historias que allí se recogen y que si ustedes creen interesantes trasladaran a sus hijos. Los niños conocerán a través de estos relatos a personajes del Antiguo Testamento como Noé, Jonás, David, Moisés o Salomón y en los relatos del Nuevo Testamento escucharan las «aventuras» de Jesús y aquello que quiso transmitir al mundo a través de sus palabras.

Aquí les dejo con un relato del Antiguo Testamento y otro del Nuevo Testamento. Del primero me quedo con «La historia de Jonás»  y del segundo con el titulado «Unos magos venidos de muy lejos»,  por ser ambas mis preferidas de este libro ya que me remiten a esos pasajes de la Biblia que leía en el colegio de niña y que ya entonces eran, también y entre muchos otros, mis preferidos.

«La historia de Jonás»

«Existía en aquel tiempo una ciudad tan grande que se necesitaban tres días para cruzarla de parte a parte. Se llamaba Nínive y la maldad de sus habitantes llegó a ser tal que Dios decidió destruirla.

Dios habló a Jonás y le dijo:

-Ve a Nínive, la gran ciudad, y anuncia a todos sus habitantes que su maldad ha colmado mi paciencia.

Pero Jonás tuvo miedo y se embarcó en una nava para huir lejos de Dios. Entonces Dios hizo que soplara sobre el mar un viento tan terrible que parecía que el barco iba a romperse.

Jonas dijo a los marineros;

-Es culpa mía si se ha levantado esta tempestad, porque he huido delante de Dios, mi Señor. Pero tiradme al mar y se calmará la cólera de las olas.

Los marineros tiraron a Jonás al mar y de inmediato se calmó la tempestad. Dios hizo entonces que viniese un gran pez para que se tragara a Jonás.

Durante tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del gran pez, y entretanto le rezaba así al Señor (…)

Entonces Dios habló al gran pez y éste vomitó a Jonás en una playa. Jonas se levantó y se encaminó hacia Nínive, la gran ciudad. Y, llegado a ella, fue recorriendo las calles y anunciando:

-¡Dentro de cuarenta días, Nínive será destruída!

(…) todos se cubrieron de cenizas para mostrar su arrepentimiento y prometieron que nunca más harían el mal.

Entonces Dios se arrepintió también de la maldición que había lanzado sobre los habitantes de Nínive. Y no mandó sobre ellos el mal que había previsto para castigarlos.»

«Unos magos venidos de muy lejos»

«Por aquel tiempo, Herodes era el rey de los judíos. Y desde Oriente llegaron a Jerusalén unos magos. Y preguntaron:

-¿Dónde está el rey de los judíos, el que acaba de nacer? Hemos visto aparecer y brillar en el cielo su estrella y venimos a adorarle.

Herodes sintió una gran inquietud. Reunió a los sumos sacerdotes y a los sabios de su reino y les preguntó si sabían dónde debía nacer el Mesías.

Ellos contestaron:

-En Belén, de Judea, como anunció el profeta.

Herodes mandó llamar a los magos en secreto y les dijo:

-Id a Belén y encontrad a ese niño. (…)

Los magos emprendieron la marcha. Y mientras caminaban, la estrella que habían visto en Oriente avanzaba delante de ellos mostrándoles el camino. Hasta que se detuvo justo encima del lugar en el que se encontraba el niño recién nacido. Los magos sintieron una gran alegría en sus corazones. Entraron en la casa y vieron al niño en los brazos de María, su madre.

Se arrodillaron ante él y le ofrecieron oro, incienso y mirra.»

Carmen Posadas, autora a la que admiro enormemente, ha declarado en varias ocasiones, que entre sus libros predilectos se encuentra La Biblia. Según ella es el libro más completo y con los más bellos pasajes que se han escrito. Y me gusta con que naturalidad aclara que dentro de esta obra hay poesía, crónica, novela de aventuras, ciencia ficción y hasta novela negra. Razón no le falta.