En estos tiempos que corren creo que es necesario abrir un libro de Bertolt Brecht y toparse con la poesía que les voy a presentar hoy y que muchos de ustedes conocerán ya. Aunque escrita en otra época y en otro contexto histórico, nos hace reflexionar sobre lo necesario que es pensar en los demás.
En nuestros días, la crisis que se ha instalado en nuestro país, parece, que para quedarse por mucho tiempo, nos debe servir, al menos, para hacernos mejores personas.¿Por qué? Porque la crisis es de todos, porque si alguien lo pasa mal todos lo pasamos mal. ¿A quién le gusta ver a su vecino, a su amigo, a su familiar triste, hundido, con un futuro incierto? ¿Por qué no podemos ser nosotros los próximos? Reflexionemos y pensemos lo afortunados que somos. Reflexionemos una vez más al lado de la literatura.
«Primero se llevaron a los negros,
pero a mí no me importó,
porque yo no lo era.
Enseguida se llevaron a los judíos,
pero a mí no me importó,
porque yo no lo era.
Después detuvieron a los curas,
pero como yo no soy religioso,
tampoco me importó.
Luego arrestaron a los comunistas,
pero como tampoco soy comunista,
tampoco me importó.
Ahora me llevan a mí,
pero ya es tarde.»
Bertolt Brecht (Augsburgo 1898, Berlín 1956), creador del teatro épico, fue uno de los dramaturgos y poetas alemanes más influyentes del siglo XX. Su vida está llena de exilios y huidas, como consecuencia del nazismo.