03May/10

GLORIA FUERTES, LA POETA DE LOS NIÑOS Y MUCHO MAS

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Somos muchos los niños que crecimos escuchando o leyendo las poesías de Gloria Fuertes, y son muchos los niños que las siguen leyendo y escuchando, porque Gloria Fuertes es y será, para muchos y para siempre, la poeta de los niños. Pero la escritora es muchísimo más.
Gloria Fuertes (Madrid, 1917-1998) fue una poeta que nació en el barrio de Lavapiés. Con tan sólo cinco años ya escribía sus propios cuentos y los ilustraba. Empezó a escribir versos a los catorce años, a los quince años los leía en Radio España de Madrid. A los diecisiete escribe su primer poemario, que sería publicado en 1950 bajo el título “Isla ignorada”.
La escritora utiliza la ironía en su obra como forma de describir una realidad que se le presenta dura, la Guerra Civil dejó una profunda huella en ella.
Entre 1940 y 1953 comenzó a colaborar en revistas infantiles. De 1955 a 1960 estudió biblioteconomía e inglés en el International Institute. En 1961 obtuvo la beca Fullbright en Estados Unidos para impartir clases de literatura española en la Universidad de Bucknell, además de recibir en 1972 la beca de la Fundación Juan March de Literatura Infantil.
A mediados de los años 70 colabora activamente en varios programas de Televisión Española dedicados al público infantil. Así se consagra en la poeta de los niños para siempre.
Mas apreciada y estudiada en el extranjero que en España, la mayoría de los trabajos críticos sobre la autora madrileña provienen del hispanismo norteamericano y es escasa la crítica literaria española sobre Fuertes.
Camilo José Cela llegó a definirla así: “La angélica y alta voz poética a la que los hombres y las circunstancias putearon inmisericordiosamente.”
Entre sus obras infantiles se encuentran: “Canciones para niños”, “Villancicos”, “Canguro para todo”, que fue mención de honor en el Premio Hans Christian Andersen de literatura infantil, “El hada acaramelada”o “La momia tiene catarro”.
Para adultos maravillosos trabajos recogidos en “Aconsejo beber hilo”, “Ni tiro, ni veneno, ni navaja” o “Cuando amas aprendes geografía”.

En “Isla ignorada” se expresa así:

“Soy como esa isla ignorada
que late acunada
por árboles jugosos
en el centro de un mar
que no me entiende
rodeada de nada, sola sólo.”

Su antibelicismo estuvo presente en muchos de sus trabajos:

“El día que se implante la Paz,
sobre la Tierra
caerá una nevada tenaz
y duradera.”

Para los niños escribió auténticas maravillas. Es muy difícil seleccionar algo porque todo estaba escrito con infinito encanto, humor y ternura.
Me quedo con algunos versos de “Como se dibuja a un niño” porque resume todo el amor que puso en el público infantil:

“Para dibujar a un niño
hay que hacerlo con cariño.
Pintarle mucho flequillo,
que esté comiendo un barquillo;
muchas pecas en la cara,
que se note que es un pillo;
pillo rima con flequillo
y quiere decir travieso.
Continuemos el dibujo:
redonda cara de queso.

(…)

Se ríe continuamente
porque es muy inteligente.
Debajo del brazo un cuento,
por eso está tan contento.

Para dibujar a un niño
hay que hacerlo con cariño.”

Hay que abrir, siempre, a Gloria Fuertes, para volver a ser niño, para empaparse de su infinita inteligencia. Sus obras para adultos, quizás, demasiado olvidadas, son fantásticas, inolvidables.

© 2009 Araceli Cobos

28Abr/10

QUERIDO DIEGO, TE ABRAZA QUIELA. ELENA PONIATOWSKA

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En 1935 Angelina logró ir a la tierra de sus sueños, México. No buscó a Diego, no quería molestarlo. Pero por casualidad se encontraron en un concierto. Diego pasó por el lado de Angelina y ni tan siquiera la reconoció.
La pintora rusa Angelina Beloff (San Petesburgo, 1879, México, 1969), conocida con el diminutivo de Quiela, encontró, a comienzos del siglo pasado, a Diego Rivera, de quien se enamoró. Beloff sufrió mucho por este amor, al igual que le pasó a Frida Kahlo después. Beloff fue la primera esposa del gran muralista mexicano. Tuvieron un hijo pero murió siendo aún un bebé. Su relación fue tormentosa. Vivieron juntos alrededor de diez años en París. El pintor, consciente de la situación, llegó a declarar en alguna ocasión lo siguiente refiriéndose a Beloff: “Ella me dio todo lo que una mujer puede dar a un hombre. En cambio, ella recibió de mi todo el dolor en el corazón y miseria que un hombre puede causarle a una mujer”.
En el libro “Querido Diego, te abraza Quiela”, la escritora mexicana Elena Poniatowska (París, 1932), recrea las cartas que la pintura rusa exiliada en París, envía sin descanso a Rivera, su pareja desde hace diez años, que ha regresado a México. En las cartas se expresa la adoración que la artista profesaba a su marido. Llegando a decir cosas como esta:

“…después de todo, sin ti, soy bien poca cosa, mi valor lo determina el amor que me tengas y existo para los demás en la medida en que tú me quieras”.

En otra de las cartas que recrea Poniatowska, Quiela se expresa así:

“Te amo Diego, ahora mismo siento un dolor casi insoportable en el pecho. En la calle así me ha sucedido, me golpea tu recuerdo y ya no puedo caminar y algo me duele tanto que tengo que recargarme contra la pared.”

A Quiela, cada cosa que dejó Diego antes de su partida, sus pinceles, su blusón…, le sirven para seguir viviendo con la esperanza de su regreso.

“En el estudio, todo ha quedado igual, querido Diego, tus pinceles se yerguen en el vaso, muy limpios como a ti te gusta. Atesoro hasta el más mínimo papel en que has trazado una línea. (…) He abandonado las formas geométricas y me encuentro bien haciendo paisajes un tanto dolientes y grises, borrosos y solitarios. Siento que también yo podría borrarme con facilidad.”

“Hoy como nunca te extraño y te deseo Diego, tu gran corpachón llenaba todo el estudio. No quise descolgar tu blusón del clavo de la entrada: conserva aún la forma de tus brazos la de uno de tus costados. No he podido doblarlo ni quitarle el polvo por miedo a que no recupere su forma inicial y me quede yo con un hilacho entre las manos.”

Pasa el tiempo y Quiela se desespera. Diego no responde a sus cartas. La pintora rusa comienza a perder su inocencia y a darse cuenta de que quizás el mexicano la haya abandonado para siempre:

“…Diego sólo es un hombre que no escribe porque no me quiere y me ha olvidado por completo.”

Pasa el tiempo, y ese hijo perdido atormenta a Quiela. Se le aparece en las telas, piensa que su vida estaría llena con su presencia. Pero está sóla, sin su Dieguito, sin su Diego. Lo único que le reprocha a Rivera es el no haber querido tener otro hijo con ella:

“Siempre quise tener otro, tú fuiste el que me lo negaste. Sé que ahora mi vida sería difícil pero tendría un sentido. Me duele mucho Diego que te hayas negado a darme un hijo. El tenerlo habría empeorado mi situaciónpero ¡Dios mío cuánto sentido habría dado a mi vida!”
Pasa el tiempo y Quiela necesita recordar para seguir viva. Recordar los tiempos entre amigos, recordar a Diego, siempre:

“Lo compartimos todo, Diego, cuando había un queso, una hogaza de pan, una botella de vino llamábamos a los amigos para gozar de estos manjares. ¿Recuerdas el salchichón que conseguí en el mercado negro y cómo por poco y se lo acaba Modigliani? ¿Y el camembert que Hayden trajo escondido entre los pliegues de su abrigo y que estuvo a punto de dejar caer por la ventana a al asomarse? ¡Qué tiempos aquellos, chatito! ¡Nos reíamos como niños en medio del horror!.”

“De una manera natural, sin votos, sin dote, sin convenio económico, sin escritura, sin contrato nos unimos. Ninguno de los dos creíamos en las instituciones burguesas. Juntos afrontamos la vida y así pasaron diez años, los mejores de mi vida. Si se me concediera volver a nacer, volvería a escoger esos diez años, llenos de dolor y de felicidad que pasé contigo, Diego. Sigo siendo tu pájaro azul, sigo siendo simplemente azul como solías llamarme, ladeo la cabeza, mi cabeza herida definitivamente y la pongo sobre tu hombro y te beso en el cuello, Diego, Diego, Diego a quién tanto amo.”

Beloff, ya en México, participa en la vida artística de la ciudad e ilustra libros para editoriales. Un colección de 42 trabajos suyos que incluyen grabados en metal, linoleum y madera, se exhiben permanentemente en el Museo Xochimilco de Méjico. La sala lleva su nombre y se encuentra junto a las de Diego Rivera y Frida Kahlo.

No quiero dejar pasar la oportunidad que me brinda este post, para recordar aquí la canción que Chavela Vargas interpreta como nadie, «La llorona» incluida en la película que sobre Frida Kahlo se hizo en 2003 interpretada por Salma Hayek como la pintora y Alfred Molina como Diego Rivera.

© 2009 Araceli Cobos

23Abr/10

AL SON DE NICOLÁS GUILLÉN

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¡Qué bonitos son todos los poemas de Nicolás Guillén! Que ganas le dan a uno de cantarlos aunque no sean canciones o de bailarlos aunque no tengan partitura. Son los de Guillén, poemas frescos, irónicos, verdaderos, hechos, y se nota, desde lo más profundo de su corazón.
Nicolás Guillén (Camagüey, Cuba 1902, La Habana, Cuba 1989) hizo de su producción poética la representación de la poesía negra o afroantillana.
Su militancia comunista, que data de 1937, le valió prisiones y persecuciones pero tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, desempeñó cargos diplomáticos de relieve.
En 1954 fue galardonado con el Premio Lenin de la Paz.
Nicolás Guillén es el poeta de los niños, de los adolescentes y de los adultos, y de los viejos también, por eso, siempre es un placer leerlo.
Me lleva persiguiendo el cubano toda la vida, y menos mal. Adoro esa primera poesía que se le queda a uno en el corazón para siempre cuando es aún un niño. Se titula “Por el mar de las Antillas “ y dice así:

“Por el mar de las Antillas
anda un barco de papel:
anda y anda el barco barco,
sin timonel.

De La Habana a Portobelo,
de Jamaica a Trinidad,
anda y anda el barco barco,
sin capitán.

Una negra va en la popa,
va en la proa un español:
anda y anda el barco barco,
con ellos dos.

Pasan islas, islas, islas,
muchas islas, siempre más:
anda y anda el barco barco,
sin descansar.

Un cañón de chocolate
contra el barco disparó,
y un cañón de azúcar, zúcar
le contestó.

(…)”

Las historias de Sapito y Sapón son inolvidables, el poema “Dos Venaditos”, o “¿Quién?”.

Cuando eres adolescente y adulto te topas con otro Guillén y le vuelves a adorar por su vitalidad. Y escuchas “Soldadito boliviano” cantada por Paco Ibánez, o escuchas “Me matan si no trabajo” cantada por Ana Belén, y le entiendes aún mejor.

“Soldadito de Bolivia,
soldadito boliviano,
armado vas con tu rifle,
que es un rifle americano,
soldadito de Bolivia,
que es un rifle americano.

Te lo dio el señor Barrientos,
soldadito boliviano,
regalo de mister Johnson,
para matar a tu hermano,
para matar a tu hermano,
soldadito de Bolivia,
soldadito boliviano.

¿No sabes quien es el muerto,
soldadito boliviano?
El muerto es el Che Guevara,
y era argentino y cubano,
soldadito de Bolivia,
y era argentino y cubano.

(…)

Pero aprenderás seguro,
soldadito boliviano
que a un hermano no se mata,
que no se mata a un hermano,
que no se mata a un hermano,
soldadito de Bolivia,
que no se mata a un hermano.”

***

“Me matan si no trabajo,
y si trabajo me matan.
Siempre me matan, me matan, ay,
siempre me matan.

(…)

Ayer vi un niño jugando
a que mataba a otro niño.
Hay niños que se parecen
a los hombres trabajando.
Ay, quién les dirá cuando crezcan
que los hombres no son niños,
que no lo son.”

© 2009 Araceli Cobos

19Abr/10

GÓMEZ ARCOS NOS LO ADVIRTIÓ: LOS GATOS TIENEN HAMBRE

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Agustín Gómez Arcos (Enix, Almería 1933, París 1998), o Agustín Gomez-Arcos, el nombre que adoptó durante su exilio francés, fue un escritor andaluz que pasó la mayor parte de su vida en Francia, donde encontró el reconocimiento a su obra que en un país de posguerra como España era en aquel momento le había negado.
Nace Gómez Arcos en una familia numerosa republicana. Sólo tiene tres años cuando estalla la guerra civil. Su familia pasa muchas penalidades sufriendo en la posguerra las consecuencias de la represión franquista. El escritor busca en la literatura la tranquilidad para abandonar por momentos la realidad cotidiana.
Ya como escritor reconocido tuvo que sufrir la censura. Muchas de sus obras no se pudieron representar. Por ejemplo, “Los gatos”, fue estrenada en 1965 en versión censurada.
Todos estos problemas con el régimen le hacen abandonar el país. Su primer destino Londres, su segundo destino París. En el Barrio Latino da rienda suelta a su talento. El escritor publica sus novelas en francés. Llega a ser finalista del premio Goncourt en dos ocasiones, en 1978 con “Scene de chasse”, y en 1984 con “Un pájaro quemado vivo”.
El gran desconocido para el público español recibió la condecoración de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras francesas en 1985.
Aquí quiero rendir el pequeño homenaje al gran olvidado al gran escritor Agustín Gómez Arcos. Para hacerlo invito a abrir su obra teatral “Los gatos”. Pieza escalofriante y real que dice mucho de cómo ella aquella España de la que el huyó siempre.
“Los gatos” presenta a dos hermanas solteras Ángela y Pura obsesionadas con la religión y las costumbres. Ángela cuida de los gatos y Pura reza y reza sin parar. Para romper un poco la monotonía de sus vidas llega Inés una sobrina hija de un hermano casado con una francesa. Inés es huérfana y ellas se harán cargo de su educación. Lo que no saben estas dos hermanas, sus queridas tías, es que Inés tiene su propia educación basada en otros fundamentos muy distintos al de las dos beatas. Lo que tampoco sabe Inés es hasta que punto la oscuridad que persigue a sus tías la perseguirá a ella, hasta que punto los gatos maullan cuando tienen mucha, meucha hambre.
En este ambiente religioso donde el sexo está tan ausente como presente se ve atrapada Inés. Inés, la joven, la enamorada, la futura madre frente a unas tías reprimidas y locas.

“ Angela.- No pasa nada. La están mirando, pero no se atreven a acercarse. No deben de saber que es comida. Pobre Inés. Yo pensé que todo terminaría de otra manera…deprisa. Pero habremos de estar con ella ahí todo el tiempo. Pura, ¿qué podemos hacer? (…)”

© 2009 Araceli Cobos

14Abr/10

OSCAR WILDE. EL ARTE DE CONVERSAR

OSCAR-WILDE-EL-CUENTISTA

Oscar Wilde llegó a decir en una ocasión que la gran tragedia de su vida había consistido en haber puesto su genio en la vida y sólo el talento en sus obras.
Además de gran escritor el inglés fue un gran orador. Ediciones Atalanta recoge en el libro “El arte de conversar” una serie de narraciones orales provenientes de conversaciones que Wilde sostuvo a lo largo de su vida en las tertulias y charlas con sus amigos y conocidos y que merece la pena leer.
Wilde era amante a partes iguales de los relatos tristes, irónicos o llenos de humor. De los cuentos irónicos yo destacaría “El joven derrochador” y “El joven inventor”.
Entre la colección, hay algunos trabajos muy curiosos como “Presencia de ánimo” y “La actriz”.
“El ojo de vidrio” es un precioso relato sobre un hombre rico, un mendigo y un ojo de cristal con un final de esos que dejan a uno con la boca abierta. Muy bonito es también el cuento titulado “La moneda falsa” que trata sobre la esperanza. Un hombre sin recursos económicos encuentra en una ocasión una moneda de oro que le cambiará la vida, lo que no sabemos hasta llegar al final del relato es de que manera le cambiará.
“El poeta en el infierno”, “La rosa de la infanta”, “El hombre que sólo podía pensar en bronce”, “La casa del juicio”, o “La ilusión del libre albedrío” son de obligada lectura si uno quiere conocer el talento de Wilde.
Para provocar la curiosidad de ustedes les dejo con un fragmento de uno de los cuentos, “El espejo de Narciso”.

“Cuando Narciso murió, las flores del campo se vieron embargadas por el dolor y le suplicaron al río algunas gotas de agua para llorarlo.
-Si todas mis gotas de agua fueran lágrimas, respondió el río, no me alcanzarían para llorar por Narciso. Yo le amaba.
-¿Cómo hubieras evitado amarlo?, preguntaron las flores. Era tan hermoso.
-¿Era apuesto?, preguntó el río.
-¿Quién podría saberlo mejor que tú?, preguntaron las flores. Si cada día se recostaba en tu orilla y reflejaba su belleza en tus aguas.
-Pero yo le amaba, murmuró el río, porque (…)”

¿Alguién se atreve a imaginar un final digno de Wilde? Se aceptan propuestas.

© 2009 Araceli Cobos

11Abr/10

OSCAR WILDE, EL ORADOR

OSCAR-WILDE-EL-ORADOR

Oscar Wilde (Dublín 1854, París 1900) además de un gran escritor fue también un gran orador. Su talento le ha hecho pasar a la historia de la literatura como uno de los dramaturgos más destacados del Londres victoriano tardío, y su ingenio como orador le hizo ser, además, una celebridad dentro de los circulos burgueses de su época.
Su novela “El retrato de Dorian Gray”, o algunas de sus piezas teatrales como “El abanico de Lady Windermere”, “Un marido ideal”, o “La importancia de llamarse Ernesto”, son de sobra conocidas y sobresalientes.
Todos los que alguna vez le conocieron sostienen que el inglés era un conversador incomparable.
Ediciones Atalanta publicó un libro muy interesante titulado “El arte de conversar” donde se recogen la más completa colección de epigramas de Wilde que jamás haya sido publicada en español y veintiocho cuentos inéditos del autor.
Hoy haré referencia sólo a los epigramas, y en un comentario futuro, hablaré de los cuentos. Los epigramas que nos hacen reflexionar sobre muchos temas y que se encuentran repartidos por todas sus obras.
El libro ordena los epigramas por temas. Así vemos la opinión que Wilde tenía sobre el arte, la vida, la literatura, el amor, la religión, las apariencias, la educación…y muchos temas más. Abrir este libro merece la pena si uno quiere conocer mejor a Wilde, condensado aquí en frases tan puntillosas como éstas:

Sobre el periodismo por ejemplo:

“El periodismo justifica su propia existencia con el gran principio darwiniano de la supervivencia del más vulgar.”

Al hablar de política decía lo siguiente:

“Toda autoridad es degradante; degrada al que la ejerce y al que la sufre.”

Y sobre el amor:

“Es difícil no ser injusto con aquello que se ama.”

Sobre la religión:

“Morir por las creencias teológicas es el peor uso que un hombre puede darle a su vida.”

Para él la vida se resumía así:

“Vivir es la cosa más rara del mundo. La mayoría de la gente sólo existe.”
Su opinión sobre los artistas era la siguiente:

“El verdadero artista es un hombre que cree absolutamente en sí mismo porque es absolutamente él mismo.”

Y sobre la literatura:

“Cualquiera puede escribir una novela de tres volúmenes; sólo hace falta una absoluta ignorancia de la vida.”

Algunas más sobre el pensamiento y la moral:

“Nada refina como el intelecto.”

“Una idea que no es peligrosa no es digna de ser llamada idea.”

“Nunca he conocida a nadie dominado por el sentido de la moral que no sea despiadado, cruel, vengativo y palmariamente tonto, ni que posea el más mínimo sentido de la humanidad. Las personas morales, como se les suele llamar, son simples bestias. Prefiero tener cincuenta vicios contra natura que una virtud contra natura.”

Y para terminar una cita sacada de su trabajo “El crítico como artista”:

“Un soñador es alguien que sólo puede encontrar su camino bajo la luz de la luna, y su castigo es que admira el amanecer antes que el resto del mundo.”

© 2009 Araceli Cobos