Archivos de la categoría: LUNA CALIENTE

17Sep/17

MARCO GIARDINELLI. LUNA CALIENTE

«Araceli resucitara o lo que fuere. Sentido común… ¿qué era eso? Sólo tenía sentido del pavor. ¿No le había pasado, antes, con muchas mujeres? Caray, con todas, si cada mujer que había conocido en su vida había significado un minuto de terror, de pánico insoluble. Quizás eso era el machismo, ese segundo de espanto que sentimos cuando enfrentamos a la mujer. El instante de terror que nos produce reconocer su sensatez, su aparente fragilidad (lo que nosotros queremos ver como fragilidad), su intrínseca posibilidad de anclaje en una estabilidad que los hombres no tenemos. Porque, quizá, lo que nos diferencia no es sólo la tenencia de un miembro unos y de vaginas otras; lo que nos diferencia es la imposibilidad de aceptar y reconocer la diferencia. He ahí lo que rechazamos en el otro sexo.»

 

«Sabía que iba a pasar, lo supo en cuanto la vio. Hacía muchos años que no volvía al Chaco y en medio de tantas emociones por los reencuentros, Araceli fue un deslumbramiento.Tenía el pelo negro, largo, grueso, y un flequillo altivo que enmarcaba perfectamente su cara delgada, modiglianesca, en al que resaltaban sus ojos oscurísimos, brillantes, de mirada lánguida pero astuta. Flaca y de piernas muy largas, parecía a la vez orgullosa y azorada por esos pechitos que empezaban a explotarle bajo la blusa blanca. Ramiro la miró y supo que habría problemas. Araceli no podía tener más de trece años.

Durante la cena, sus miradas se cruzaron muchas veces, mientras él hablaba de los años pasados, de sus estudios en Francia, de su casamiento, de su divorcio, de todo lo que habla una persona que los demás suponen trashumante porque ha recorrido mundo y ha vivido lejos, cuando regresa a su tierra después de ocho años y tiene apenas treinta y dos. Ramiro se sintió observado toda la noche por la insolencia de esa niña, hija del ahora veterano médico de campaña que fuera amigo de su padre, y que lo había invitado con tanta insistencia a su casa de Fontana, a unos veinte kilómetros de Resistencia.»

 

Del primer párrafo que abre este post al segundo distan 66 páginas exactamente. El primero, claro está, es el escrito en la página 66. Porque primero el gran escritor Mempo Giardinelli (Resistencia, Chaco, Argentina, 1947) nos presenta a Araceli, la niña que va a cambiarlo todo. Y a Ramiro ese hombre que se obsesiona con Araceli. Todo bajo una luna caliente en los límites del Chaco paraguayo. «Luna caliente» es el título de esta obra breve. Una breve obra redonda, espectacular, que mantiene al lector en una angustia hasta el final de la misma. En la que se habla del deseo y se da una definición de machismo tan perfecta que hasta este momento no había leído nunca.

El médico, el papá de Araceli, ha invitado a cenar a casa a Ramiro, ya que el papá de Ramiro y el de la niña habían sido amigos. Pero Araceli es irresistible, tanto como el calor húmedo y sofocante de esta noche. Una noche en la que ocurrirán muchas cosas, donde se perderá la razón y habrá que huir.

Les invito a abrir esta obra, un libro clásico contemporáneo de la literatura hispanoamericana. Con prosa clara y directa nos vamos sumergiendo en una trama oscura y negra. En una obsesión de sexo y sangre.

Esta obra le valió al autor el Premio Nacional de Novela de México en 1983.