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10Ene/10

EL SUR. ADELAIDA GARCÍA MORALES

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La mirada inteligente y bella de Adelaida García Morales es, lo confieso, lo que me hizo leerla por primera vez. Simplemente su foto en blanco y negro me pareció suficiente para abrir aquel primer libro de esta gran escritora. Aunque “El sur” ya parece que le perteneciera a Victor Erice, por plasmar trazos de esta obra de una manera tan magistral y elegante en su película, lo cierto es que detrás de ese sur, duro y delicado a la vez, estaba la que fue su mujer Adelaida García Morales (Badajoz, 1945, Dos Hermanas, Sevilla 2014).
En una ocasión leí una entrevista en la cual la escritora decía que escribir “El sur” le había servido de terapia. Y añadía que siempre había admirado mucho a su padre y al entrar él en una profunda depresión se produjo un distanciamiento y cierta amargura. Según contaba la angustia desapareció con la escritura del libro.
En “El sur”, la protagonista, una niña solitaria en una tierra casi solitaria, se refugia en el cariño de su padre, un ser al que todas las mujeres que la rodean, incluida su madre, intentan mostrar como a un hombre duro y sin sentimientos. Ella lucha por seguir viviendo entre la ternura que éste le muestra. Pero el padre lleva arrastrando vivencias y sentimientos que le hacen que cada vez se distancie más de ella, del mundo, algo que ni siquiera la chiquilla puede llegar a entender. Después, el tiempo, se lo aclarará todo.
El inicio de esta novela corta arranca con una fuerza que hace ya, desde el principio, inevitable su lectura. En mi opinión, la elección de la palabra “papá”, al final de esta primera oración, es clave para entender todo el dramatismo y la ternura que se esconden después en la obra:

“Mañana, en cuanto amanezca, iré a visitar tu tumba, papá. Me han dicho que la hierba crece salvaje entre sus grietas y que jamás lucen flores frescas sobre ella. Nadie te visita. Mamá se marchó a su tierra y tú no tenías amigos. Decían que eras tan raro…”

En el siguiente párrafo la niña describe al padre cuando ya no es el mismo, cuando se acerca su decadencia:

“Te recuerdo en aquel tiempo más solo que nunca, abandonado, como si sobraras en la casa. Tu ropa envejecía contigo, os arrugabais juntos. En tu rostro, sombreado con frecuencia por una barba sin afeitar, fue apareciendo una sonrisa nueva, dura, cínica. Un día te vi llegar muy tarde casi de noche. No habías venido a comer. Sin duda creerías que nadie te esperaba. Te vi entrar por la cancela. Venías tambaleándote. No andabas, sino que te dejabas caer alternativamente sobre una pierna y otra. Por primera vez sentí que me habías abandonado.”

Cuando el padre, en alguna ocasión, contesta a su hija, siempre lo hace de una forma directa, dura pero sincera. Así el vínculo entre padre e hija se va haciendo cada vez mayor:

“Una vez me dijiste mientras comíamos: “Cuando seas mayor, no te cases ni tengas hijos, si es que quieres hacer algo de interés en la vida”. Y, después, como si fuera un comentario banal, añadiste: “Aunque sólo sea para tener la libertad de morir cuando quieras.” Lo dijiste en voz más baja, como si no te dirigieras a nadie. Nunca olvidé aquellas palabras desesperadas. Claro que no pensaba nada sobre ellas, eran como golpes brutales para los que yo no tenía respuesta alguna.”

En otra ocasión el padre le dice:

“Me empujabas casi con desprecio hacia los demás. “Tienes que vivir en esta sociedad, entre gente que piensa y actúa así. Tienes que ser como ellos, si no quieres ser una desgraciada.” No sabes como me llenaban de horror aquellas palabras tuyas tan falsas y pronunciadas con rabia. Emanaban un asco infinito hacia el resto de la humanidad, y pretendías que yo estuviera entre ellos. Me imponías una resignación sin sentido, como si yo no pudiera esperar nada más de la vida.”

La prosa de García Morales, una de las mejores escritoras de su tiempo, es inmejorable. Te atrapa, te seduce, te enternece y te endurece porque así son sus personajes, reales, seductores, duros y vulnerables.
“Bene”, o “El silencio de las sirenas”, o “Nasmiya” o “Una historia perversa”, son algunos otros libros de la autora, imprescindibles.
“El sur” está publicado en la editorial Anagrama.

© 2009 Araceli Cobos