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23Abr/13

CUADERNO DE RUTE. RAFAEL ALBERTI

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En el año 1977 la revista-libro Litoral dedicó sus números 70-71-72 al gran poeta gaditano Rafael Alberti. Presentaba así un libro inédito del escritor titulado «Cuaderno de Rute». Lo escribió en 1925 en esta bella y mágica localidad de la Subbética Cordobesa. Y hoy Día Internacional del Libro yo quiero rescatar, recodar y homenajear así tanto a la lectura, como al libro, como al gran poeta, como a los lectores y de paso, a la Subbética Cordobesa, de donde vienen todos mis antepasados tatarabuelos, bisabuelos, abuelos y padres. Y a la vez que les invito a abrir este bello libro les invito también a dejarse llevar por la ruta de la Subbética y visitar pueblos como el antes citado, Rute, además de Zambra, Iznájar, Lucena, Priego de Córdoba, Cabra, Zuheros …. les sorprenderá tanta belleza. Pueblos que están dentro de la Ruta del Califato, admirados por todos sus visitantes. La Ruta del Califato une los dos núcleos más importantes de la época árabe en España: Córdoba y Granada.
El libro «Cuaderno de Rute» se inicia con una carta de su hija Aitana y acaba con la correspondencia que en aquel año mantuvo con sus colegas y amigos poetas, como por ejemplo Emilio Prados, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca o José Bergamín.
El libro está ilustrado con los dibujos del propio Alberti. No olvidemos que Alberti siempre sintió un gran amor por la pintura incluso antes que por la poesía.
En la primera parte del libro hay coplas, canciones y poemas que como se detalla no fueron incluidos en el libro «El alba del alhelí». Entre todo este material destacaré algunas:

«¿En que lengua y de qué modo
decirte, mi mar salado,
que estoy de ti enamorado,
enamorado del todo?»

Del poema «El colorín colorado»:

«El colorín colorado
va del jardín al terrado,
colorado colorín.

Va del terrado al jardín,
colorín y colorado.

Y en su vuelo acelerado
sólo persigue este fin (…)»

Y mi poema preferido de esta primera parte el titulado «Sueño»

«En San Roque, llorando,
un niño castigado.

-Madre,
déjame bajar al campo.
Una cabrita me espera
en un aprisco olvidado.
Se me morirá de sed
si no bebe entre mis manos.

(…)

-Madre,
déjame bajar al campo.
Un arroyo de sangre,
tiñe de rojo el pasto.
Su cuerpecito leve
apacienta el ganado.

-Madre,
déjeme enterrarlo.»

En la segunda parte del libro se recogen seis narraciones cortas inspiradas en personajes reales que vivían por aquellos años en Iznájar, Rute y Almería. Les puedo asegurar que de la gente de la que aquí se habla se sigue hablando.

Uno de los que más me gusta es el titulado «Carabina». Aquí les dejo el primer párrafo del relato.

«Yo, sentado en la tabernilla de Julián el Quemado, que está en el barrio bajo, junto al paseo de los señores, aguardando, impaciente, la llegada de Carabina, mi amigo. Carabina, además de leñador y sillero, es el borrachín más grande de toda la provincia. Los pocos dineros que gana, se los tira en aguardiente. Como toda la vida anda bebido, ya no le quieren en las casas ni para sillero, ni para leñador, porque, además de escupir y hacer otras fechorías por los patios y corredores, persigue a las criadas, requiebra a la cocinera y, luego, le roba patatas, cebollas, azúcar, todo lo que puede.
Su mujer, ya harta, aburrida, no quiere recibirle, cuando a las tantas de la madrugada llega, solo y triste, dando golpazos en la puerta:

Abre pronto a tu marido,
que el pobre viene arrecido!

(…)»

Los relatos «Budia» y «La enlutada» son además de preciosos muy característicos de Rute. Pueblo al que Alberti se refirió en el libro como pueblo «blanco, empinado, presidido en su lugar más alto por el trágico Monte de las Cruces, y ancho panorama de tierras amarillas carminosas, ordenadas de olivos y viñedos. Algo duro, casi siniestro respiraba todo el aire de Rute»

Ya saben, abran el libro y paseen por los senderos de la Subbética entre olivares y magia. Y vayan a Rute porque los que lo conocemos desde niños sabemos, como Alberti que…. «Hay algo oscuro y fuerte por estas serranías».