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12Ene/14

LIBROS PROFÉTICOS DE WILLIAM BLAKE. VERSO Y PINTURA

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«Aquel cuyo rostro no emite luz nunca se convertirá en estrella»

A finales del pasado año la editorial Atalanta publicó el primer tomo de un libro único «Libros proféticos» del poeta, pintor y grabador inglés William Blake (Londres 1757-1827). Blake, al que se suele denominar como «el artista total» nunca fue suficientemente reconocido en vida como en muchas otras ocasiones sucede con este tipo de genios. Su obra no es fácil porque más que entenderla hay que sentirla y esto hace que quedase algo olvidada. Pero el tiempo, ese, que como se dice pone todo en su sitio hace mucho que recuperó a Blake, ese escritor que entendió la obra literaria y pictórica como su vida y sus dos artes como una pareja indestructible para poder entender su obra, esos poemas y ese arte visual derrochan perfección y son inseparables.
La Biblia fue una influencia fuerte y temprana en la obra del londinense. En la pintura, Miguel Ángel, Rafael o Durero se dejan sentir en sus grabados.
Este primer tomo de «Libros proféticos» les dejará envueltos en una magnitud esplendorosa que sólo las buenas obras, las obras monumentales, pueden conseguir. Es envolvente, brillante, única y aunque cueste, al principio, acabaran por no dejar de abrir el libro para maravillarse una vez más.
Entre esos libros en este primer tomo se encuentran los siguientes:
Tiriel, El libro de Thel, El matrimonio del Cielo e Infierno, La Revolución francesa, Visiones de las hijas de Albion, América: Profecía, Europa: Profecía, El (primer) libro de Urizen, El libro de Ahania, El libro de Los, El cantar de Los y Vala, o los cuatro Zoas.
Como datos curiosos, contaremos que Blake tuvo visiones durante toda su vida y esto definitivamente hilvanó su obra de alguna manera. Además aborrecía la esclavitud y creía sobre todo, tanto en la igualdad racial como en la sexual.

«Visiones de las hijas de Albion», me ha fascinado (le dedicaré un post aparte) , «El libro de Thel» me ha gustado bastante también y «El matrimonio de Cielo e Infierno» me ha hecho reflexionar sobre temas ya olvidados. No encuentro la razón a esta selección pero quizás se pueda entender teniendo en cuenta, que tal vez sean los tres libros más fáciles de comprender, desde mi punto de vista. En cualquier caso, de este último les voy a dejar algunos fragmentos no sin antes volverles a animar a abrir este libro, en su totalidad, que les hará soñar por lo mágico de sus versos y la perfección de sus ilustraciones.
Es una edición bilingüe, así es que para los que dominan el inglés será una doble satisfacción el poder leerlo.

De «El matrimonio de Cielo e Infierno», libro que data del año 1790:

Uno de los capítulos titulado Proverbios del Infierno deja versos o citas tan interesantes como las siguientes:

El que desea pero no actúa, cría la peste.
Mete en el río al que ama al agua.
Un necio no ve el mismo árbol que vio el sabio.
Aquel cuyo rostro no emite luz nunca se convertirá en estrella.
En el tiempo de la siembra, aprende; en la cosecha, enseña; en invierno disfruta.
La laboriosa abeja no tiene tiempo para penas.
Las horas de insensatez se cuentan con el reloj, pero las de sabiduría, ningún reloj las cuenta.
Todo alimento saludable se obtiene sin red ni trampa.
Ningún ave se eleva demasiado alto si lo hace con sus propias alas.
Las alegrías preñan. Las penas dan luz.
El acto más sublime es poner a otro delante de ti.
El exceso de pena ríe. El exceso de alegría llora.
El ave, un nido; la araña, una tela; el hombre la amistad.
Un pensamiento llena la inmensidad.
Disponte siempre a decir lo que piensas y el villano te evitará.
El águila nunca perdió tanto el tiempo como cuando se puso a aprender del cuervo.
Piensa por la mañana. Actúa a mediodía. Come por la tarde. Duerme por la noche.
Aquel que ha sufrido tu imposición te conoce.
Espera veneno del agua estancada.
Nunca sabrás lo que es suficiente a menos que sepas qué es más que suficiente.
A quien es agradecido cuando recibe le espera una abundante cosecha.
Crear una florecilla es obra de siglos.
¡Las oraciones no aran! ¡Los halagos no cosechan!
El cuervo desearía que todo fuera negro; el búho, que todo fuera blanco.
La verdad nunca debe decirse de modo que se entienda y no se crea.

En el prefacio de este libro se cuenta que más interesante que la curiosa alusión de Blake a su trigésimo tercer aniversario es el hecho de que la aproveche para desarrollar los aspectos irónicos y críticos que son característicos de esta obra y que para ello el autor se sirve de «una combinación de diferentes fórmulas, tanto en prosa como en verso, y sobre todo de la sátira menipea».
Según lo escrito en la edición que manejo, uno de los objetivos principales de «El matrimonio de Cielo e Infierno» es presentar una crítica sobre la ortodoxia en general, pero más en concreto sobre las ideas de Emanuel Swedenborg (1688-1772), aunque paradójicamente el místico sueco ejerció una notable influencia en Blake.