Archivos de la categoría: ESCRITORES

14Jun/10

AGOSTINO. ALBERTO MORAVIA

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Es Agostino dulce y como tontorrón, pero con orgullo, mucho orgullo, y después orgullo herido. Es Agostino ese típico personaje de Moravia especial y mágico que se adentra en un mundo que le ahoga.
Agostino es un adolescente que tiene idealizada a su madre. Son gente bien que veranean en un lugar privilegiado, al lado del mar. Todas las mañanas el y su mamá van en barco y allí se relajan, la madre al sol, Agostino mirándola a ella. Pero todo cambia el día en el que su madre cambia de acompañante. Su madre, mujer guapa y aún jóven, se deja seducir. El hombre será el enemigo de Agostino, él que por fin le hace ver la realidad. Agostino sufre, sufre mucho por los desprecios de su madre, que por otra parte, son algo natural que él exagera. El aburrimiento le hace topar con otros muchachos, niños curtidos en el mar que no tendrán muchos miramientos con el dulce Agostino, pero con los que aprenderá varias lecciones de la vida. Los hijos de los marineros le sacan de su burbuja burguesa y a Agostino le toca estar a la altura.
Esta novela preciosa e imprescindible del escritor italiano Alberto Moravia (Roma, 1907, 1990) es igual que muchas de las obras de Moravia, llena de ese ambiente agobiante y dulzón en el que se ven encerrado los personajes y el lector, y del cual uno no quiere salir. Este maestro de las letras es autor entre otras de “La Romana” o “Los indiferentes”.
Su obra literaria se caracteriza por una crítica frontal a la sociedad europea del siglo XX, según él bastante hipócrita, hedonista y acomodada. Su estilo es austero y directo. Sus diálogos son perfectos pero lo que borda Moravia son sus personajes, con personalidades muy marcadas y siempre adentrados en un mundo lleno de situaciones extremas.
“Los indiferentes” publicada en 1929, fue su primera novela y la que le hizo saltar a la fama en Italia. En sus trabajos recurren los temas de la sexualidad, la alienación del individuo y el existencialismo.
“Agostino” fue escrita en 1941 en Capri, donde por aquel entonces vivía Moravia con su mujer la escritora Elsa Morante.

Estos son algunos párrafos sacados del libro. En estos dos primeros se advierte la admiración que el niño siente por la madre:

“De pronto la madre abría los ojos y decía que era un placer nuevo permanecer tendida con los ojos cerrados, sintiendo el agua fluir y ondear bajo al espalda. O bien pedía a Agostino que le alargara la pitillera, o mejor aún, que él mismo le encendiera el cigarrillo y se lo diera. Todo lo cual lo ejecutaba Agostino con atención afligida y trémula. (…) La madre, que nunca parecía saciarse de sol, volvía a pedir a Agostino que remara sin volverse: para entonces, se había quitado el sostén y se había bajado el bañador sobre el vientre a fin de exponer todo el cuerpo a la luz solar. Agostino remaba y se sentía orgulloso de ese ruego, como si se tratara de un rito en el que se le concediese participar. Y no sólo no le pasaba por la mente volverse, sino que sentía aquel cuerpo, allá, detrás de él, desnudo al sol, como envuelto en un misterio al que debía la mayor veneración.”

“Llevaba una camisola de gasa que le llegaba a medio muslo. Bajo las dos turgencias desiguales y desequilibradas de las nalgas, una más alta y como contraída, y la otra más baja y como distendida e indolente, las elegantes piernas se adelgazaban en una actitud perezosa, desde los muslos largos y fuertes hasta las pantorrillas y la exigüidad del tobillo (…) Todo el cuerpo, alto y espléndido, parecía, a los ojos aturdidos de Agostino, vacilar y palpitar en la penumbra del cuarto, y como por una fermentación de la desnudez, ora se ensanchaba desmesuradamente, reabsorviendo en la rotundidad hendida y dilatada de las caderas, tanto las piernas como el torso y la cabeza; ora se agigantaba, ahusándose y estirándose hacia lo alto, tocando con un extremo el pavimento y con el otro, el techo. Pero en el espejo, en una sombra misteriosa de pintura ennegrecida, el rostro pálido y lejano parecía mirarlo con ojos lisonjeros y la boca parecía sonreírle tentadoramente.”

Los chicos con los que se reúne Agostino le van a hacer ver otras realidades a las que aún estaba ajeno. Por ejemplo la prostitución:

“El Tortima le había explicado con mucha precisión a cuánto ascendía la suma que se pagaba y a quién se le pagaba, pero él no conseguía convencerse. ¿Qué relación existía entre el dinero, que suele servir para adquirir objetos bien definidos y de calidad susceptible de comparación, y las caricias, la desnudez, la carne femenina? (…) La idea del dinero que daría a cambio de aquella vergonzosa y prohibida dulzura, le parecía extraña y cruel; como una ofensa acaso agradable para quien la infería, pero dolorosa para quien la recibía.”

© 2010 Araceli Cobos

04Jun/10

UN POETA DE GRANADA, BENÍTEZ CARRASCO

UN-POETA-DE-GRANADA-BENiTEZ-CARRASCO

Vuelvo con este post a Manuel Benítez Carrasco. ¿Cómo olvidar sus poemas? Todos son inolvidables. “Tus cinco toritos negros”, “La barca” o “Soleá del amor desprendido”. Me gustaría recomendarles la lectura de sus libros y aquí les dejo algunos ejemplos.
De “Soleá del amor desprendío”:

“Mira si soy desprendío
que ayer, al pasar el puente,
tiré tu cariño al río.

Y tú bien sabes por qué
tiré tu cariño al río:
porque era hebilla de esparto
de un cinturón de cuchillos;
porque era anillo de barro
mal tasao y mal vendío,
y porque era flor sin alma
de un abril en compromiso,
que puso, en zarzas y espinas,
un fingimiento de lirios.

Yo no puse en compraventa
mi corazón encendío;
y has de tener muy en cuenta
que mi cariño no fue
ni comprao ni vendío,
sino que lo regalé.
Ya ves si soy desprendío
que ayer, al pasar el puente,
tiré tu cariño al río.”

“Tus cinco toritos negros” es un poema que lleva una pasión en cada verso dificil de explicar. Creo que Benitez Carrasco estuvo muy enamorado para tener que escribir este poema. ¿Soy yo la que dijo una vez que le gustaban los poetas y las poesías que decían te quiero sin escribirlo? Pues tengo que decir que si, que me gustan, pero esta que dice tantas veces, te quiero me parece muy buena también, quizás por eso, por la repetición incontrolada que hace de la frase. La poesía lo necesita, y creo que el escritor también lo necesitaba cuando la compuso, así es que lo mejor es no censurarnos en el proceso creativo. Hace días que escuché este comentario en una entrevista que le hicieron a la excelente cantante estadounidense Norah Jones, y tiene toda la razón. Así es que, Benitez Carrasco, como se suele decir, lo borda, por muchos te quiero que haya usado.

“Contra mis cinco sentíos,
tus cinco toritos negros:
torito negro tus ojos,
torito negro tu pelo,..
torito negro tu boca,
torito negro tu beso,
y el más negro de los cinco
tu cuerpo, torito negro.

Barreras puse a mis ojos,
tus ojos me las rompieron.
Barreras puse a mi boca,
tu boca las hizo leño.
Puse mi beso en barreras,
tu beso las prendió fuego.
Barreras puse a mis manos,
las hizo sombra tu pelo.
Y puse barreras duras
de zarzamora a mi cuerpo,
y saltó sobre las zarzas
el tuyo, torito negro.

¡Deja, que no quiero verte!
¡Déjame, que no te quiero!

(…)

¡Te quise siempre! ¡Te quise!
¡Te quiero siempre! ¡Te quiero!

Aunque no puedo quererte,
¡Te quiero!
Aunque no debo quererte,
¡Te quiero!
Aunque en cunas de tu casa
se está meciendo un almendro
¡Te quiero!
Aunque yo tengo dos lirios
que se me cuelgan al cuello,
¡Te quiero!

(…)

Manuel Benítez Carrasco nació en Granada, en el barrio del Albayzín, en 1922 y murió en la misma ciudad en 1999.
Benítez Carrasco inició su carrera literaria colaborando en la revista poética “Colección Vientos del Sur”. En 1943 obtuvo su primer premio de relevancia, el Premio Nacional de Teatro de Escuadra con la obra “Luz de Amanecer”, comenzando desde este momento una trayectoria literaria jalonada de galardones.
En 1947 marchó a Madrid. En esta ciudad comenzó a ganarse la vida como poeta, recitando sus poesías en teatros y clubes en los años 50. No termina de encontrar su espacio y decide marcharse a América, donde le llega el éxito. Desde 1955 su figura es totalmente inseparable de Hispanoamérica: viaja a Cuba y en la isla caribeña permanece durante todo un año. A partir de este momento la figura del granadino es inseparable de México, donde pasará gran parte de su vida.

© 2009 Araceli Cobos

30May/10

UN PERRO ABANDONADO NO TIENE RENCOR

UN-PERRO-ABANDONADO-NO-TIENE-RENCOR

“Con una pata colgando,
despojo de una pedrada,
pasó el perro por mi lado,
un perro de pobre casta.
Uno de esos callejeros,
pobres de sangre y estampa.
Nacen en cualquier rincón,
de perras tristes y flacas,
destinados a comer
basuras de plaza en plaza.
Cuando pequeños, qué finos
y ágiles son en la infancia,
baloncitos de peluche,
tibios borlones de lana,
los miman, los acurrucan,
los sacan al sol, les cantan.
Cuando mayores, al tiempo
que ven que se fue la gracia,
los dejan a su ventura,
mendigos de casa en casa,
sus hambres por los rincones
y su sed sobre las charcas-
Qué tristes ojos que tienen,
que recóndita mirada
como si en ella pusieran
su dolor a media asta.
Y se mueren de tristeza
a la sombra de una tapia,
si es que un lazo no les da
una muerte anticipada.
(…)
El perro me entiende; sabe
que maldigo la pedrada,
aquella pedrada dura
que le destrozó la pata
y él, con el rabo, me dice
que me agradece la lástima.
(…)
Ya estaba mi pobre perro
muerto de las cuatro patas
Hacia el cielo de los peros
se fue, anda que te anda,
las orejas de relente
y el hociquillo de escarcha.
Portero y dueño del cielo
San Roque en la puerta estaba:
ortopédico de mimos,
cirujano de palabras,
bien surtido de intercambios
con que curar viejas taras.
“Para tí…un rabo de oro;
para tí…un ojo de ámbar;
tú…tus orejas de nieve;
tú…tus colmillos de escarcha.
Y tú, mi perro reía,
tú…tu muleta de plata”
Ahora ya sé por qué está
la noche agujereada:
¿Estrellas…luceros…? No,
es mi perro cuando anda…
con la muleta va haciendo
agujeritos de plata”

Este poema bello y triste a partes iguales, titulado “El perro cojo”, lo escribió el gran poeta granadino Manuel Benítez Carrasco (Granada 1922-1999). Y así escribió muchos más, poemas sencillos, llanos, sin pretensiones, con la belleza del que no presume de nada. Este poema quería incluirlo en Un libro abierto porque quisiera que todo el mundo que lee este blog se conciencie, si aún no lo están, de lo que supone el maltrato a los animales. Este poema es la radiografía de la tristeza animal. Los animales son seres que comparten el mundo con nosotros, no los maltratemos, no les abandonemos, no los utilicemos inutilmente, no los despreciemos. Amar a los animales debería ser algo natural. Es increible pensar que alguien pueda hacer daño a un animal, pero tristemente es así. Desde niños hay que inculcar el amor a los animales. Nuestros hijos deben crecer amando la fauna, la flora, la naturaleza. El respeto a la naturaleza es básico. Hay que cuidar al planeta, hay que protegerlo. La única forma de comenzar es por el amor y el respeto a los seres vivos que conviven con nosotros.
Precioso final el de este poema:

“Ahora ya se por qué está
la noche agujereada:
¿Estrellas…luceros…? No,
es mi perro cuando anda…
con la muleta va haciendo
agujeritos de plata.”

Benitez Carrasco escribió la continuación de este poema, que les invito a leer, titulado “El niño, el perro y el milagro”, donde dice que los perros no saben de rencores ni de venganzas, por mucho dolor que les hayan causado.

© 2009 Araceli Cobos

25May/10

DEJAD CRECER LA HIERBA. PINO BETANCOR

EL-PLANETA-DE-BETANCOR

La poetisa Pino Betancor (Madrid 1928, Las Palmas de Gran Canaria 2003) escribió los deliciosos y bellos versos “Dejad crecer la hierba” en 1989, el año en que se firmaba la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. Más tarde, y acompañados de las ilustraciones de su hijo, Germán Millares Betancor, fueron acogidos en el servicio de Ediciones del Cabildo de Gran Canaria donde Jesús Bombín tenía previsto publicarlos justo en 2001, el Año Interamericano de la Niñez y la Adolescencia. Pero fue en 2002 cuando se publicaron.
En estos versos de belleza y ternura inigualables, Betancor les habla a los niños del planeta. A ellos van dirigidos estos versos. Como madre, sólo puedo animar a que abran el libro y compartan con sus hijos esta belleza en verso. A mi hijo Maximilian ya se lo he leido, aunque sólo tiene 21 meses, y lo pienso hacer muchas veces más.
El poema comienza así:

“El tiempo se detuvo y de repente
quise hablar con vosotros,
niños del mundo.
De este mundo en peligro de ser aniquilado.
De esta gran rosa azul
amenazada.”

Betancor dedica el libro a todos los niños que han sufrido y sufren una guerra y a sus nietos, que según escribe ella son “los hombres y mujeres del futuro” que deben de luchar “por un mundo más justo y más humano.”

El poema tiene estos versos para recordar siempre:

“Dejad que crezca el árbol,
que siga siendo
la casa de las aves,
susurrante verdor
de los caminos.

Dejad crecer la hierba,
que los campos no dejen
de ser mares de espigas
alfombras de olivos verde-gris,
tapices de rosados almendros.

Dejad crecer la hierba…!
Que el agua saltarina de los ríos
vuelva a ser lecho puro
donde vivan los peces,
líquida agua marina
entre los labios.

Dejad crecer la hierba…!
En este mundo nuestro.
planeta azul y verde,
pudiera de repente apagarse la vida.

(…)
La tierra es nuestro hogar,
y es para todos.
Los pueblos son estancias
de un único edificio
que

que debeis preservar de la ruina.

(…)

“Extended vuestras manos,
que no halla ningún muro
que entorpezca los pasos.
Alargad bien los brazos,
porque en la otra ribera
hay también otros niños
que cantan y que rien
y que lo mismo juegan.

Y más allá otro niño,
tiene una sóla rama,
o unos cuantos guijarros,
pero son tán bonitos…!
Y un globo, si lo sueltas,
puede volar tán alto…!

Pero tambiébn hay niños
que no rien ni saltan,
que por todo juguete
le ponen en las manos,
en sus pequeñas manos,
un fusil negro y frío.

Ya no hay cometas rojas.
Ya no hay balones blancos.
Ni siquiera una rama,
ni pequeños guijarros.

Sólo pequeñas balas,
sólo pequeños llantos,
y unos ojos, aún nuevos,
donde habita la muerte.

¡Que no existan fronteras
que puedan separaros…!
Que la palabra patria
tenga el mismo sonido
en los diversos labios.
Y signifique tierra, estrella,
camino para todos.

Hubo ya tantas guerras
en este mundo nuestro…
Por cosas tan pequeñas
han muerto tantos hombres…!
Y también tantos niños…!

(…)

Si la Tierra es de todos,
que sean los mejores,
los más buenos y sabios,
los que dicten las leyes.”

Pino Betancor nacío en Madrid, hija de padres canarios. Estudió canto y baile y desde muy joven empezó a escribir prosa y poesía. Al contraer matrimonio con el poeta José María Millares Sall se estableció en Las Palmas de Gran Canaria, donde colaboró con periódicos y revistas locales. Su creación poética está compuesta entre otras obras por las siguientes: “Manantial de silencio”, “Los cantos diversos”, “Las moradas terrestres”, o “Las oscuras violetas”.

© 2009 Araceli Cobos

20May/10

SILLAS. JOSE MARIA MILLARES SALL

LA-SILLA-DE-SALL

Conocí a José María Millares Sall (Las Palmas de Gran Canaria, 1921- 2009) a través de sus pinturas, y después las casualidades de la vida, hicieron que le tuviera que entrevistar, hace ya unos siete años en su casa de Las Palmas de Gran Canaria, en el número 62 de la calle Cebrián. En la redacción del periódico donde trabajaba por aquel entonces, EL MUNDO-LA GACETA DE CANARIAS, me advirtieron de que no era un tipo fácil. Acababa de morir su mujer, hacía un año, y se había vuelto un poco adusto. Había que tener tiento con él. Yo, que ya había visto sus pinturas pensé que no podía ser así, pero no dije nada.
Y allí estaba él aquella mañana, sentado en una silla de su salón, rodeado de fotos y recuerdos, al lado de un retrato de su mujer, la excelente poetisa Pino Betancor. Allí estaba el poeta, sentado en su silla y agarrando su bastón. Allí estaba con una gran ternura en la cara y una sonrisa. Me estrechó la mano con fuerza, sin levantarse, y me sonrió. Fue el principio de una amistad muy corta ya que no seguí viviendo en Canarias, pero tuve la suerte de conocer a este gran poeta al que quiero, desde aquí, rendir mi pequeño homenaje.
Y quiero rendirlo así, recordándole en esa silla sentado, y a través de su poemario “Sillas”, porque así fue como le conocí. Este ejemplar me lo regaló después de la entrevista. No le dejé que se levantara de su silla para despedirme. Después nos intercambiamos correspondencia, pero no le volví a ver, por eso le recuerdo en su silla y me alegra homenajearle a través de este poemario original e irónico, que por cierto fue galardonado con el Premio de Poesía Tomás Morales en 1998 y está editado por las Ediciones del Cabildo de Gran Canaria.

En el poemario habla de la personalidad que tienen las sillas, las tiernas, las tristes, las sonoras, las graciosas, las sarcásticas… sin duda uno de las obras de Millares Sall que hay que abrir.

Aquí dejo algunos ejemplos. Este es el primer poema que abre el libro y nos habla de las sillas en general:

“Son tiernas, son sonoras,
son críticas, graciosas, son tristes, son sarcásticas,
pulcras, almibaradas, pero todas
las sillas, pobres sillas, las grandes, las pequeñas,
serán siempre amorosas, líneas humanas, sillas,
asientos simplemente:
sólo sillas”

En el capítulo dedicado a las “Sillas tristes” me quedo con el poema “Silla abandonada”:

“Está sola, vacía ante la mesa,
desnuda ante la luz que llora en la ventana,
escuchando los pasos que se arrastran:
esos pasos
que ya no han de volver.”

Y para terminar de “Sillas sonoras” me gustaría destacar “Silla política”:

“La lista, la avispada con patas de tijera,
política, de porte proletario,
que se cuentan por miles cuando grita,
y enervan, y jalean, y a voces, ignorantes,
oscuras marionetas,
hedores manifiestan.”

José María Millares Sall fue cofundador de la revista literaria “Planas de Poesía” (1949) que tanta significancia tuvo en la literatura de la posguerra española. Con motivo de esta publicación y por el contenido de sus números fue encarcelado en 1951, y luego, con posterioridad, procesado durante más de un año.
En 1952, estando en libertad provisional contrajo matrimonio con la poeta Pino Betancor. En 1956 el matrimonio se traslada a Madrid. Es una época de gran fecundidad literaria para Sall. Allí entabla contacto con los escritores del momento como Gabriel Celaya o José Hierro. A finales de los setenta el poeta vuelve a la isla.
Su trayectoria personal y su abundante obra literaria le hicieron acreedor en 2009 del Premio Canarias de Literatura.

© 2009 Araceli Cobos

14May/10

GIL DE BIEDMA, El POETA DESNUDO

GIL-DE-BIEDMA-El-POETA-DESNUDO

Prefirió siempre la calidad a la cantidad, por eso no son muchas las obras que dejó Jaime Gil de Biedma (Barcelona1929- 1990). Exquisito en sus trabajos pronto abandonó la poesía, después de una crisis que le hace recluirse en el nihilismo. Pero ya había hecho, como se suele decir, todo lo que tenía que hacer.
El desencanto que observa en los intelectuales de izquierdas, después de la transición a la democracia en España, le lleva a la desesperación. También luchó durante toda su vida por escapar del conformismo, que según él, impregnaba a la burguesía. Esa burguesía en la que él nació. Sus padres pertenecían a la alta burguesía castellana y se trasladaron a Barcelona para trabajar en la Compañía de Tabacos de Filipinas. Todo esto le condujo a abandonar la poesía practicamente hasta su muerte.
Gil de Biedma es uno de los autores más importantes de la Generación del 50. Su poesía busca la contemporaneidad y la racionalidad a través de un lenguaje coloquial. Siempre limpia, su obra se muestra desnuda de toda referencia innecesaria.
Su vida interior quedó completamente marcada por su condición de homosexual. Le llevó a vivir al límite toda una serie de experiencias íntimas autodestructivas.
Me gustaría invitar a abrir tres de sus poemarios. Los dos primeros “Compañeros de viaje” (1959) y “Moralidades” (1966) muestran la parte más social de su poesía. En estas piezas hay una clara crítica política, un ataque a la hipocresía burquesa, una denuncia a la opresión del pueblo por parte de la españa franquista y también un claro rencor a la discriminación femenina.
De “Compañeros de viaje” me gustaría señalar el poema “El arquitrabe”, al que el añade : Andamios para las ideas.

“Uno vive entre gentes pomposas. Hay quien habla
del arquitrabe y sus problemas
lo mismo que si fuera primo suyo
-muy cercano, además.

Pues bien, parece ser que el arquitrabe
está en peligro grave. Nadie sabe
muy bien por qué es así, pero lo dicen.
Hay quien viene diciéndolo desde hace veinte años.

Hay quien habla, también, del enemigo:
inaprensibles seres
están en todas partes, se insinúan
igual que el polvo en las habitaciones.

(…)

Uno sale a la calle
y besa a una muchacha o compra un libro,
se pasea feliz. Y le fulminan:
Pero cómo se atreve?
¡El arquitrabe…!”

De “Moralidades” señalaré dos:

“Happy ending”, poema precioso que dice así:

“Aunque la noche, conmigo,
no la duermas ya,
sólo el azar nos dirá
si es definitivo.

Que aunque el gusto nunca más
vuelve a ser el mismo,
en la vida los olvidos
no suelen durar.”

“A una dama muy joven, separada”, es un poema que habla de la mujer, de su situación. Gil de Biedma siempre se interesó por este tema.

“En un año que has estado
casada, pechos hermosos,
amargas encontraste
las flores del matrimonio.

Y una buena mañana
la dulce libertad
elegiste impaciente,
como un escolar.

Hoy vestida de corsario
en los bares se te ve
con seis amantes por banda
-Isabel, niña Isabel-,

(…)

Que la sinceridad
con que te has entregado
no la comprenden ellos,
niña Isabel. Ten cuidado.

Porque estamos en España.
Porque son uno y lo mismo
los memos de tus amantes,
el bestia de tu marido.”

De “Poemas póstumos” me quedo con un clásico de Biedma. Se titula “No volveré a ser joven”.

“Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

(…)

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.”

© 2009 Araceli Cobos