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12Ene/14

LA CASA DE TODOS. LA CASA DE HEINZ R. UNGER

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¿Saben ustedes como explicar a sus hijos lo que es el progreso? Si quieren una respuesta Heinz R. Unger la tiene. El progreso está aquí cuando «las casas son cada vez más grandes y los jardines más pequeños».
Ya conocen mi predilección por la literatura infantil y juvenil, sobre todo aquella que los adultos pueden leer junto a sus hijos obteniendo así, ellos mismos, muchas respuestas, e incluso topándose, en varias ocasiones con sentimientos ya olvidados. La obra que hoy les invito a abrir es una de esas pequeñas novelas que reúne todo eso y se titula «La casa de todos». Es del escritor austriaco Heinz R. Unger (Viena 1938), autor muy conocido en su país ya que no sólo escribe para niños sino también para adultos. Esta obra está editada por El Barco de Vapor SM y es una joya para leer al lado de sus hijos.
El capitán Saladino y su mujer, Esmeralda viven en una casita llamada Juanito. La casa es modesta pero está rodeada por un hermoso y grande jardín que se llama Esmeralda.

«Esmeralda era mucho más grande y más lujosa que Juanito, pero los dos se llevaban muy bien aunque eran muy distintos, o precisamente por eso. Los dos tenían la gran virtud de que eran muy sencillos. Juanito era sencillo y modesto, y Esmeralda era sencillamente lujosa»

«Una parte del jardín estaba poblada por diferentes árboles frutales, y la otra era un pequeño bosque. Allí había un abeto para el invierno, un tilo para el verano, un castaño para la primavera (por las flores rosas en forma de corazón que tenía) un haya de la que uno podía gozar durante todo el año esperando el bello color rojizo de sus hojas en otoño, y un viejo nogal para trepar.
Un abroquelo murmuraba a través del prado florido y por debajo de un pequeño puente de madera, pasaba junto a un bosquecillo de abedules y desembocaba en un pequeño estanque con juncos, peces dorados y ranas que croaban.»

Este libro encierra mucha sabiduría y mucha reflexión. Sobre todo habla de las relaciones familiares y como el entorno puede destruir a las personas haciéndolas más ambiciosas y con ello al núcleo familiar. Es decir, el jardín representaría la armonía de la familia que crean Saladino y su mujer, con seis hijos. En la medida de que estos van creciendo y van teniendo sus propios hijos, sus ideas, sus avaricias, sus ganas de progresar, el jardín se va destruyendo a la par que la familia. Los setos, las divisiones, los edificios,… todo les va separando poco a poco, aunque al final hay una pequeña esperanza en forma de flor. Para descubrir de que se trata tienen que leer el libro.

Pero antes de todo esto reinaba la armonía:

«Y sucedió que Esmeralda se sintió realmente como en una isla verde. Plantó arriates de flores y matas de hortalizas y un huesecillo de hierbas. Cuidó el huerto de frutales y confitó las cerezas, las manzanas y las bayas para el invierno. Entre tanto, el capitán Saladino recorría todos los mares, volvía a casa en las grandes celebraciones y se encontraba siempre con una nueva sorpresa. Y es que no solo se desarrollaban magníficamente las plantas del frondoso jardín, sino que después de cada viaje lo esperaba un nuevo hijo.»

Para terminar, quiero señalar uno de los párrafos más verdaderos que Unger escribe cuando explica que uno de los hijos del capitán y Esmeralda se hace soldado. Para reflexionar, sin duda, por su verdad, como digo y su sencillez.

«Pero un soldado no tiene otra razón de ser que la guerra, incluso en tiempos de paz. Y un fusil está hecho, a fin de cuentas, para matar a seres vivos. Al cabo de un tiempo hubo realmente una guerra, y fue una guerra muy grande. Los soldados marcharon al combate cantando. Hasta llevaban bandas de música con campanillas y cascabeles y un pequeño poni, sobre el que iba el bombo.
Rolando nunca volvió, igual que muchos otros.»