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02Jul/12

DON PAYASITO. LA TERNURA DE ANA MARIA MATUTE

Don Payasito es don Payasito para los niños pero para los mayores, Don Payasito es un jornalero de la finca del abuelo que se llamaba Lucas de la Pedrería.
«Vivía solo, y él mismo cocinaba sus guisos de carne, cebollas y patatas, de los que a veces nos daba con su cuchara de hueso, y él se lavaba su ropa, en el río dándole grandes golpes con una pala. Era tan viejo que decía perdió el último año y no lo podía encontrar. Siempre que podíamos nos escapábamos a la casita de Lucas de la Pedrería, porque nadie, hasta entonces, nos habló nunca de las cosas que él nos hablaba.»
He estado, durante mucho tiempo, dándole vueltas a la cabeza, pensando en que obra incluir en el blog para rendir homenaje a la gran escritora Ana Maria Matute. No es tarea fácil por lo prolijo de su obra, su genialidad, y lo peor, porque los comentarios de un blog, no dan para mucho. Hay que pensar en alguna pequeña genialidad del escritor en cuestión para, por lo menos, incitar a que abran un libro del susodicho, pero a la vez, no se puede extender uno todo lo que quisiera. Pensé entonces que don Payasito, este cuento que es una obra maestra, que es más que un cuento una poesía, la hacía muchísima justicia a la Matute. Ella, defensora de la fantasía, creó al gran Don Payasito, así tan cruel como tierno en la imaginación y en la vida de unos niños, de una niña como ella.
Los niños iban buscando la fantasía, don Payasito les llamaba «muchachitos malvados de la isla del mal». Don Payasito, a pesar de todas sus cosas y sus tristezas, volvía a encontrarse con su personaje.
«Corríamos mi hermano y yo hacia el bosque, y en cuanto nos adentrábamos entre los troncos nos invadía la negrura verdosa, el silencio, las altas estrellas del sol acribillando el ramaje. Hendíamos el musgo, trepábamos sobre las piedras cubiertas de líquenes, junto al torrent. Allá arriba, estaba la nuevecilla de don Payasito, el amigo secreto.»
Pero don Payasito no empezaba la función sin monedillas de plata que los niños robaban sólo para él. «Mientras había dinero había bailes y canciones. Cuando el dinero se acababa don Payasito se echaba en el suelo y fingía dormir.»
«Venía envuelto en su capa encarnada, con soles amarillos. Llevaba un alto sombrero puntiagudo de color azul, el cabello de estopa, y una hermosa, una maravillosa cara blanca, como la luna. Con la diestra se apoyaba en un largo bastón, rematado por flores de papel encarnadas, y en la mano libre llevaba unos cascabeles dorados que hacía sonar.»
Un día don Payasito ya no está y todas las monedas de los niños se quedan «esparcidas como pálidas estrellas por entre los restos.» ¡Qué bonita comparación! Gracias doña Ana María Matute por tanta ternura y tanto encanto.

Ana María Matute (Barcelona, 26 de julio de 1925, 25 de junio de 2014) obtuvo el Premio Cervantes en 2010. Es, sin ninguna duda, una de las mejores novelistas de la posguerra española.
Se dice que su mejor obra es la trilogía «Los Mercaderes», que está compuesta por «Primera memoria», «Los soldados lloran de noche» y «La trampa».