EL CARTERO DE NERUDA. SKÁRMETA

EL-CARTERO-DE-NERUDA660x220

Mario Jiménez está cansado de ser pescador. Cuando se convierte en cartero de isla Negra su vida cambia. La única persona a la que debe entregar correspondencia es a su admirado poeta Pablo Neruda. El joven espera con «ardiente paciencia» a que algún día, el gran escritor le dedique un libro o entable una pequeña conversación con él. Con el tiempo, su paciencia se verá correspondida. Y lo que nunca podría haber soñado se cumple. La amistad entre el poeta y el pescador será, cuando menos, peculiar.
Este pequeño resumen del delicioso libro » El cartero de Neruda. (Ardiente paciencia)» de Antonio Skármeta (Antofagasta, Chile 1940), por gracioso, por tierno, por bien escrito y por ser ya una obra maestra de la literatura latinoamericana debe ser abierto en alguna ocasión. Les encantará.
La novela nos sitúa en el Chile de los 70, cuando Salvador Allende gana las elecciones y se convierte en el primer marxista votado democráticamente. Esta época convulsa queda muy bien reflejada en el libro, en las conversaciones que mantienen los dos hombres, y en la recreación, como no, de la vida de Neruda.
Mientras el poeta habla de su posible elección para la Presidencia de la República, o de su nueva candidatura al Premio Nobel, Jiménez le habla de amor. Porque el cartero se ha enamorado.Se ha enamorado de Beatriz, la hija de la dueña de una hostería. Y se ha enamorado de verdad. Además, Jiménez quiere ser poeta.
Así lo escribe Skármeta, así le contesta Neruda.
«¡Hombre! En Chile todos son poetas. Es más original que sigas siendo cartero. Por lo menos caminas mucho y no engordas. En Chile todos los poetas somos guatones.»

El poeta intenta explicarle lo que es una metáfora, en otra ocasión:
«¡Metáforas, hombre!
-¿Qué son esas cosas?
El poeta puso la mano sobre el hombro del muchacho.
-Para aclarártelo más o menos imprecisamente, son modos de decir una cosa comparándola con otra.
-Deme un ejemplo.
Neruda miró su reloj y suspiró.
-Bueno, cuando tú dices que el cielo está llorando. ¿Qué es lo que quieres decir?
-¡Qué fácil! Que está lloviendo, pu.
-Bueno, eso es una metáfora.
-Y ¿por qué, si es una cosa tan fácil, se llama tan complicado?
-Porque los nombres no tienen nada que ver con la simplicidad o complicidad de las cosas. Según tu teoría, una cosa chica que vuela no debería tener un nombre tan largo como «mariposa». Piensa que «elefante» tiene la misma cantidad de letras que «mariposa» y es mucho más grande y no vuela concluyó Neruda exhausto».

El pescador, el cartero quiere ser poeta. Neruda le dice lo siguiente:
«-¿Y para pensar te quedas sentado? Si quieres ser poeta comienza por pensar caminando (…) Ahora te vas a la caleta por la playa y, mientras observas el movimiento del mar, puedes ir inventando metáforas.
-¡Deme un ejemplo!
-Mira este poema: «Aquí en la Isla, el mar, y cuánto mar. Se sale de sí mismo a cada rato. Dice que sí, que no, que no. Dice que sí, que no, que no. Dice que sí, en azul, en espuma, en galope. Dice que no, que no. No puede estarse quieto. Me llamo mar, repite pegando en una piedra sin lograr convencerla. Entonces con siete lenguas verdes, de siete tigres verdes, de siete perros verdes, de siete mares verdes, la recorre, la besa, la humedece, y se golpea el pecho repitiendo su nombre.»

Hay en este libro mucho humor, mucha dureza y mucha dulzura. Los pasajes en los que la madre de Beatriz le echa en cara a Neruda que sus poemas son los culpables de que el pescador haya enamorado e incluso desnudado a su hija, son muy graciosos. La dureza la tenemos en la propia muerte de Neruda y la dulzura y la dureza unidas, por ejemplo, cuando Neruda se hace embajador en París y le pide al cartero lo siguiente:

«Quiero que vayas con esta grabadora paseando por isla Negra, y me grabes todos los sonidos y ruidos que vayas encontrando.(…) Mi salud no anda bien. Me falta el mar. Me faltan los pájaros. Mándame los sonidos de mi casa. (…) Y ándate hasta las rocas, y grábame la reventazón de las olas. Y si oyes gaviotas, grábalas. Y si oyes el silencio de las estrellas siderales, grábalo. París es hermoso pero es un traje que me queda demasiado grande. Además, aquí es invierno, y el viento revuelve la nieve como un molino la harina. La nieve sube y sube, me trepa por la piel. Me hace un triste rey con su túnica blanca. Ya llega a mi boca, ya me tapa los labios, ya no me salen las palabras.»

La novela guarda muchas sorpresas y reflexiones interesantes. Fue adaptada al cine por Skármeta en 1983. Fue una cinta premiada internacionalmente.
La vida de Skármeta es rica e interesante. Les invito a conocerla también.
Algunos de sus libros más conocidos son: «Soñé que la nieve ardía», «Match- Ball» o «La insurrección».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: Araceli Cobos Reina.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.